¿Gobernabilidad?

El presidente Guillermo Lasso, tras la negativa de la Asamblea a su Ley de Inversiones y reconfirmar que está solo (muy solo) en el gobierno, decidió contraatacar políticamente. Abandonó su discurso de conciliación y encuentro para denunciar a un grupo de asambleístas que, a cambio de sus votos, pidieron dinero, cargos y contratos. Denunció también a Xavier Hervas, la cara más visible de la Izquierda Democrática, ante un supuesto pedido de ayuda para que el SRI se haga de la vista gorda con sus inconsistencias tributarias. No obstante, aunque las denuncias son válidas, tardaron horas o quizás días (eso nunca quedó claro), en ser expuestas a la opinión pública, ya que, a decir de su entonces vocero presidencial, se esperaba que los asambleístas actúen con una mínima dosis de patriotismo y aprobaran su tan cacareada ley. Mire nada más, ¿qué le parece?

Seguro hay quienes dirán que no hace falta hacer tanto drama con los tiempos de Lasso y sus denuncias, pues, la Fiscalía ya ha iniciado sus investigaciones. Si lo pensáramos así, parecería que debemos dejarlo pasar, superarlo y esperar que Diana Salazar pronto nos tenga novedades. Al final, seguirán diciendo algunos, son los cálculos normales de la política y hay que aprender a convivir con ellos. Pero, vamos más despacio. El gobierno hizo una acusación fuerte, que naturalmente debe probar. Habla de un delito (concusión) que la ley sanciona con una pena privativa de libertad de 3 a 5 años. ¿No era más honesto y ético, denunciar inmediatamente estos hechos, sin esperar los resultados en la Asamblea? Si la Ley de Inversiones era aprobada, ¿el gobierno hubiese callado? Lo sucedido deja más dudas que certezas, ¿no cree?

Lasso decidió poner en evidencia, en pleno año electoral, a varios actores políticos. Empezó con Pachakutik y sus asambleístas, luego con Hervas y la Izquierda Democrática y aprovechó, como para que nada quede suelto, el reportaje de un diario sobre los bienes del exesposo de Cynthia Viteri para seguir pidiéndole a la fiscal general, que investigue también lo que pasa en Guayaquil. Es decir, señaló directamente a tres fuerzas políticas distintas, con las cuales muy difícilmente volverá a construir acuerdos; ni se diga con el PSC, de quien se divorció ni bien llegado al poder, tras no cumplir las cuotas que se le exigían en el Legislativo. Como lo ha dicho Lasso, le tocará gobernar sin la Asamblea, mediante decretos e, incluso, por consulta popular. ¿Y que pasó con la muerte cruzada? Nada; esa era la principal recomendación de la saliente ministra Vela. Sin embargo, la idea ya ha sido calificada como un “camino fácil” que no está en la órbita de las nuevas caras que el presidente ha incorporado a su gabinete. ¿Lo sucedido marca un punto de no retorno entre ejecutivo y legislativo? ¿No hay más camino que ir a una consulta popular para promover reformas políticas? ¿Alguien pueden dejar de pensar en las elecciones del 2023? Veremos.

@ItaloSotomayor
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