Gloria

Por: Sara Serrano Albuja

¿Quién reinará al final/ y será intocado?
¿Quién vencerá a la espada del último jinete?
¿Quién ganará la batalla decisiva?
¿Quién merecerá la intangible fortuna?
¿A quién, Bill Gates, envidiará?
¿Quién de blanco será investido?
¿Quién dejará de perder? ¿Quién dejará de pedir? ¿Quién dejará de llorar?
¿Quién vivirá en el libro final?

Este poema que, hace algunos años, escribí me sugiere la palabra “gloria” y su significado de luz, esperanza, triunfo, esplendor, victoria, felicidad y esperanza. Millones de personas celebran la Gloria de la Resurrección que es el triunfo de Jesús ante la muerte por el amor infinito del Padre a la humanidad.
La espiritualidad es también nuestra herencia cultural patrimonial y en la etapa colonial se hizo arte esplendoroso con la Escuela Quiteña. Esa belleza patrimonial tiene también su otro dúo o templo de vida y patrimonio natural que es el Noroccidente de Quito: tierra del bosque nublado, de únicos quindes, osos de anteojos, y especies invaluables, amenazado templo verde y oasis que debemos cuidar; camino histórico de los próceres quiteños y de varios pueblos que son la amalgama de nuestra identidad. El Noroccidente de Quito espera la consulta popular para su conservación. La Tierra debe resucitar.
La Semana Santa se va con este domingo de Gloria, pero en nuestra memoria nos queda el recuerdo del descubrimiento y recorrido infantil, como lo cuenta Edgar Freire Rubio preferidas. Allí nos quedábamos mirando los momentos que representaban alegorías de la Pasión. Cada templo se esmeraba y se las ingeniaba para lucir mejor”. Cuando pienso en las esculturas quiteñas de belleza única como el Cristo Resucitado o en Espejo y su frase: “Al amparo de la Cruz, sed libres, conseguid la felicidad y la gloria” o cuando pienso en la victoria del amor sobre la oscuridad, creo que la verdadera gloria no es lo que lo que el pobre poder creyó ganar esta semana de dolorosa Pasión, sino lo que cada día nos cuesta hacer por justicia y amor.