El violeta es el color utilizado en las luchas femeninas, en las del empoderamiento de las mujeres y en la denuncia sobre las violencias que se cometen contra niñas y mujeres.
Los globos de color violeta están siendo utilizados por las jóvenes quiteñas y también de otras ciudades para denunciar y protestar por el acoso sexual del que son víctimas. Muchos chicos se suman también a estas manifestaciones, y lo hacen desde las ventanillas de los autobuses que los conducen a clases o en las puertas de los colegios y las paradas de los transportes escolares, para demostrar su inconformidad, para denunciar, para exigir que se castigue.
El detonante lo ha constituido una denuncia de violación realizada por una estudiante menor de quince años en contra de un conductor de bus escolar, lo que ha galvanizado a la población estudiantil que respalda a la chica valiente que se atrevió a denunciar.
Esta denuncia, como lo han comentado las expertas, demuestra que las chicas ya no callan frente al abuso, que han decidido enfrentar sus propios miedos y temores y ponen en evidencia a los agresores. Esto constituye un cambio positivo en relación al secretismo que suele rodear a este tipo de actos delictivos.
No es la primera vez que se conoce de esta clase de situaciones en los sistemas escolares. Lo importante es actuar de tal manera que los delitos no queden en la impunidad, que se prevenga la comisión de nuevos y que se tenga claro que normalizar la violencia no nos lleva a ninguna parte.