Fútbol y unidad nacional

Franklin Barriga López

Comenzó un nuevo campeonato mundial del deporte más difundido en el orbe, con una ceremonia digna de ser recordada y en donde se presentaron imágenes del acontecer cultural de los diversos países que participan con sus selecciones.

De dicha ceremonia quedó un mensaje de paz y hermandad que debe prevalecer, para la comprensión y sana convivencia que se anhela entre todos quienes habitamos este planeta, en procura del ideal superior de la concordia y el respeto hacia los demás, bases para el desarrollo y el afianzamiento de la condición racional del ser humano que siempre tiene que ser constructor de civilización y no ejecutor de barbarie.

En el partido inicial se escuchó con entrañable emoción el Himno Nacional del Ecuador. El desempeño del equipo que representa a nuestro país fue excelente, muestra fidedigna de que cuando se quiere ir hacia el triunfo  se puede, sacudiéndose  de las lamentaciones y complejos tan comunes en nuestro medio.

El anhelo que late, de manera unánime, entre los connacionales es que prosigan los éxitos de nuestra selección, convertida en paradigma de superación y civismo. Al concentrar la tan ansiada unidad nacional, es un referente de lo que puede hacerse cuando existe de por medio esta clase de factores de cohesión.

En ciencia política se acude a lo manifestado por Ernest Renan, en la conferencia que sustentó en la Sorbona, el 11 de marzo de 1882, cuando definió a la nación en la conciencia de pertenecer a un mismo pueblo o comunidad, principio espiritual que está en la historia y el deseo actual de vivir juntos, en diaria y recíproca colaboración. Así como en el campeonato mundial de fútbol el alma nacional está flameando en lo alto, debe hacerlo todo el tiempo. Lección especialmente para la mayoría de políticos y politiqueros que no tienen conciencia de Patria sino protervos intereses personales o de grupo.