Franklin Barriga López
Caminar hacia atrás, retroceder, retrogradar, significa el dicho -de origen antiguo que se incluye en el refranero español- ir como el cangrejo.
Se utiliza esta expresión cuando no se observa adelanto en lo individual o colectivo: si una persona no prospera, una institución es ineficiente o el desarrollo de un país se encuentra estancado, cual el caso de Ecuador, en el que parece que existe la tormenta perfecta, por los factores adversos que le acechan de manera creciente y sin solución.
El nuevo año se inició con enfrentamientos políticos insuperables, que van en desmedro de la imagen de nuestro país considerado ingobernable, lo cual poco interesa a políticos y politiqueros que buscan únicamente su provecho personal o de grupo. La crisis no solo es económica, alcanza a sectores fundamentales para la recomendable vida en comunidad, debido a hechos con abundantes corruptelas y la falta de sentido de nación.
Envolvente y justificada desmotivación caracteriza a considerable parte de los pobladores, debido a lo que se está soportando en estos territorios, desde hace algunos años. Para superar el trastorno del estado de ánimo, Jaime Costales Peñaherrera acertadamente recomendó, en una entrevista que le hizo LA HORA, con ocasión del Bicentenario de la Batalla de Pichincha: “Que nos inspiremos en el coraje y la visión patriótica de los héroes de la Independencia, pero no para creer que ellos ya hicieron lo suyo y eso es todo, sino que despierte en nosotros el héroe interno que tenemos, con la obligación patriótica de este momento que es la de volver a ser héroes con coraje, dignidad y una profunda pasión por el país”.
He ahí la misión de lo que en la Academia llamamos la Historia del Futuro y que la cultivamos para que Ecuador deje los pasos de cangrejo y se ponga las alas que le permitan alcanzar horizontes de progreso y bienestar.