Febrero 5: entre la fe y la felonía

Pablo Granja

En medio de un ambiente enturbiado por los incontables ataques a la fe ciudadana, que en algunos casos parecen tener el propósito deliberado de promover el desaliento, de minar el optimismo, de promover el caos y ahondar la crisis, el próximo 5 de febrero debemos concurrir obligatoriamente a consignar nuestro voto. La obligatoriedad seguramente tuvo la intención de que las personas nos interesemos e involucremos en la política para conocer quiénes proponen qué. Sin embargo, lo que debería ser una fiesta de renovación y esperanza, para gran parte de la población es un fastidio, como lo demuestra el impresionante porcentaje de votos nulos y blancos que se reflejan en las encuestas. Pero esta apatía y desencanto es culpa de todos los partidos políticos que no cuentan con formación de sus bases y cuadros, por estar maquinando lo que deben hacer para alcanzar sus ambiciones. Es culpa de las autoridades de educación que suprimieron materias como Cívica o Educación Natal, con que nos formaron en el amor patrio; y es culpa de quienes aún no restituyen este principio de trabajar en bien de nuestra heredad.

Las papeletas con candidatos con grillete para prevenir su fuga, con glosas no resueltas, con desempeños burocráticos bajo investigación, con estriptiseras defendidas como modelos, con ciudadanos financiados con dineros inconfesables, y otros con habilidades camaleónicas para prestar sus servicios de derecha a izquierda, parecen unidos para confundir y mezclar en el mismo tiesto a quienes sí pueden exhibir trayectorias de servicio claro y patriótico. Las redes sociales, como nuevo punto de encuentro, sirven para distraer y evitar que la gente piense; sin importar cruzar la línea del humor hacia el ridículo, son aprovechadas para desviar la atención de los temas fundamentales, alivianando la carga de quienes no son capaces de ofrecer soluciones válidas, serias, reales.

Pero, las facilidades de comunicación también tiene sus ventajas; en un chat al que fui invitado, ciudadanos respetables han debatido con altura y genuina convicción acerca de sus tendencias y fundamentos para votar en este referéndum; sin descalificaciones ni ataques, para que cada quien saque sus propias conclusiones, yo saqué las mías:

Pregunta 1: ¿Está usted de acuerdo con que se permita el apoyo complementario de las Fuerzas Armadas en las funciones de la Policía Nacional para combatir el crimen organizado…? Sí estoy de acuerdo, ante una delincuencia extendida con una fuerza desbordante. Pregunta 2: ¿Está usted de acuerdo con permitir la extradición de ecuatorianos que hayan cometido delitos relacionados con el crimen organizado transnacional….? Sí, estoy de acuerdo y más aun ante la comprobación de la existencia de jueces venales. Pregunta 3: ¿Está usted de acuerdo con garantizar la autonomía de la Fiscalía General del Estado…? Sí, porque no debe depender de decisiones tomadas en otras instancias judiciales. Pregunta 4: ¿Está usted de acuerdo con reducir el número de asambleístas…? Sí, aunque se debería regular los requisitos para no tener similares a los que en la actualidad ni siquiera maquillan sus desparpajos. Pregunta 5: ¿Está usted de acuerdo con exigir que los movimientos políticos cuenten con un número de afiliados … y obligarlos a llevar un registro de sus miembros auditado periódicamente por el Consejo Nacional Electoral..? Sí, obvio. Pregunta 6: ¿Está usted de acuerdo con eliminar la facultad de designar autoridades que tiene el CPCCS…? Sí, porque está demostrado que allí convergen las ambiciones.

Y considerando a quienes reciben dinero del Estado para hacer campaña por el ‘No’, aun sin razonar demasiado votaría todo ‘Sí’; lo que tampoco significa hacerlo a favor del Gobierno, que a veces parece haber