Eso dijo (o quiso decir) sobre el IESS

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Si hay entre nosotros una palpable historia de la infamia es la que sobrelleva el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) desde hace treinta años. No hay gobierno que no haya metido las manos en sus fondos o le escatimara los que, por ley, le deberían aportar. Tanto es así que el monto de la deuda del Estado con el instituto nunca se termina de cuantificar, por más cálculos que se hagan.

El ‘premio’ otra vez se lo lleva el régimen de Correa, quien entró ‘a saco’ en el dinero del IESS. El robo más descarado e inimaginable (porque a las cosas hay que llamarlas por su nombre), y la corrupción en todas sus variantes nos han dejado el escenario de incertidumbre e indignación que hoy tenemos todos, tanto los aportantes como los jubilados de hoy y de mañana. La pandemia y la desafiliación que trajo consigo han hecho el resto.

Los populismos de todos los colores han manoseado hasta el cansancio la vida institucional y económica del IESS. El destino del Seguro Social ha figurado en el primer lugar de sus agendas. En todos los casos, el rostro y el alma de la más grosera patriotería.

El presidente Guillermo Lasso dice que utilizará las reservas que generen activos del Estado en favor del Seguro. Quiere, al parecer, saldar las deudas pendientes y “ponerse al día”. Cada vez hay menos cotizantes, es tiempo ya de que el conjunto de la economía (incluido el sector privado) trabaje para resolver el problema. El plan del presidente es crear un fondo, para en diez años cubrir el déficit actuarial; es decir, pondrá en ejecución una esperada política de Estado al respecto. Por lo menos eso dijo (o quiso decir) en una entrevista con CNN. En materia de injusticia social, el tema del IESS, es de una notoriedad indignante. El desempleo y la recesión, así como una funesta distribución de la riqueza, desempeñan un papel preponderante en este extenuante drama de machacar a los de abajo y favorecer a los de arriba.

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