Enemigos del país

Luego de predicar la ética, se la olvida al momento de actuar sobre todo en política. Jaime Durán Barba, un asesor del Presidente electo Guillermo Lasso, que lo seguirá aconsejando una vez por mes, afirma que deberán ser aceptados los que  se acercaren al Presidente electo en la Asamblea (correístas) y los que no coincidieren que se vayan (PSC).

Nada es gratis, algo querrán los correistas; desde luego, de entrada disimularán su interés por la revisión de sentencias, amnistías o indultos.

Que se sumen al bloque parlamentario que brinde apoyo al Ejecutivo sean uno o diez correístas, o como Movimiento, es inaceptable. Quienes pertenecen a ese bando o banda han destrozado al país en lo legal, económico y moral. Son enemigos del país, no adversarios con los se pueda hablar, que es lo civilizado y lo que el país quiere.

Aceptar una sola manzana ‘podrida’ es acabar con el cesto. Además ellos tienen un proyecto, nacional e internacional. Lo del Foro de San Pablo es una realidad, cuyas resoluciones las acatan a sangre y fuego en Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, a medias en Argentina.

Son los extremos de una ideología calificada de Socialismo del Siglo XXI, una punta de lanza entre marxismo y populismo, que solo ha producido miseria, restricción de libertades, aniquilamiento de la democracia, con nuevas recetas: no fusiles sino votos, para luego imponer los fusiles. Lo intentarán en Brasil, en Colombia y Perú, han fallado en Ecuador.

No es rechazo a los acuerdos, es vivir alejados de los extremos (derecha o izquierda), es no contemporizar con los corruptos. Ser pragmáticos, sí, ingenuos no. El poeta chino Li Min-an lo resume: “Lo mejor que sucede en este mundo/descubrir lo que está en los extremos;”. Hay que eliminar hasta la idea de lo que pueda perjudicar a la ética gubernamental, por la que votó el pueblo ecuatoriano.

El adecuado sendero es hallar el equilibrio entre el exceso y la renuncia. Parece que lo mejor del presidente Guillermo Lasso es su respeto a la ética y a las instituciones. Claro que habrá sobresaltos, pero ante todo está la dignidad de la Nación.