En camino siempre

Somos seres en camino. Necesitamos trascender, sentirnos en movimiento. ¡Qué mejor compañía que hacer un itinerario sin reloj, para contemplarse y contemplar aquello que nos rodea! Lo importante es no quedarse parado.

Siempre en camino, en peregrinaje. Por desgracia, cada día hay más seres humanos necesitados de amor, de verdad y de belleza. No podemos continuar ciegos. El mundo ha de abrirse a esa capacidad de amar, los moradores deben salir a su encuentro sin miedo y han de trabajar para que se dignifique toda existencia humana. Los aires no son equitativos. Deberíamos, en conciencia, propiciar la inclusión y la movilidad social. Estamos llamados a revestirnos del hombre justo, asumiendo la nueva mentalidad propuesta por el deseo de abrazar otros horizontes más claros, que nos ayuden a revitalizar itinerarios más de servicio y de entrega entre semejantes.

No hay rutas para el amor, el amor nace en el andar diario de cada cual. El peregrino es, ante todo, un latido más de ese orbe que nos embellece. Forma parte, formamos parte todos de ese verso, que aglutina ese poema interminable. Por eso es fundamental asumir la nueva mentalidad propuesta por tantos caminos recorridos, que hemos tenido que enmendar, para poder tener prolongación en el tiempo. Es urgente que los extraños se familiaricen con la fuerza de la pasión, por vivir y dejar vivir. Pensemos, por tanto, que lo efectivo de la cuestión siempre emana de lo sencillo. Hagamos que todo sea más fácil, pues nuestra obligación es dar rayos de luz. Una vida sin amigos, es como un largo transitar en soledad.

Sin embargo, cuando ponemos valor en las cosas conjuntas y perseveramos en la valía del buen conducir y reconducir de comportamientos, la eternidad es nuestra, ya que todo acaba enterneciéndose; y, con la ternura, también  cualquiera termina sometiéndose. Nada se derrumba por amor. Es evidente que precisamos equilibrar el poder entre hombres y mujeres, pero también estabilizar entornos y dulcificar actitudes, activar un nuevo espíritu en el peregrinaje de nuestra marcha, un nuevo concebir de que existimos mejor sin el dolor y en consorcio. Será un buen modo de rectificar a tiempo, sin duda.

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