¿Dónde estás Kamala, que no te veo?

Emilio Palacio

Kamala Harris tiene una sonrisa encantadora, es mujer, es joven (si la comparamos con Biden y Trump), y es negra…

¿No le recuerda a alguien, señor Presidente? Por supuesto que sí; es el perfil de Diana Salazar, la única figura ecuatoriana que podría poner en peligro su próxima reelección.

Sólo que por ahora Diana Salazar no será candidata. La gente no le perdonaría que deje tirado su cargo, en medio de una pelea histórica en la que se ha vuelto indispensable.

Y por fuera de la Fiscal, yo no veo a nadie, ni hombre ni mujer, que a menos de cien días de las elecciones pueda darle la vuelta al tablero electoral, como Kamala.

A lo mejor me equivoco, el tiempo lo dirá. Pero ninguno tiene la simpatía de la candidata norteamericana (o confunden simpatía con bailar en la tribuna); y ninguno ha demostrado ingenio para burlarse con elegancia de sus  adversarios (o confunden elegancia con insultarles a su mamacita).

Fíjese que no estoy diciendo que a usted deberíamos elegirlo Mister Simpatía. Todo lo contrario. Usted varias veces nos mostró el rostro feo de la intolerancia, como para advertirnos que es una persona de cuidado. Lo que ocurre es que ya es presidente y eso le dará ventaja si ninguno de los otros candidatos nos explica por qué deberíamos preferirlos.

¿Porque trata muy mal a su vicepresidenta? ¿Porque se encaprichó con su proyecto inmobiliario de Olón? ¿Porque se burló e insultó a sus contrincantes? Todo eso estuvo muy mal, pero no es suficiente. Para apoyar o repudiar a un candidato deben existir diferencias de mayor calibre, sobre todo si del otro lado lo único que vemos es a la víbora del correísmo.

Todo el mundo sabe, por ejemplo, que Trump defiende el derecho a portar fusiles de repetición (como el que usó el loquito que le disparó), mientras que Kamala cree que sólo deben permitirse las armas defensivas. Trump quiere deportar a todos los indocumentados, mientras que Kamala preferiría una salida negociada. Trump quiere rebajarle los impuestos a los billonarios, mientras que Kamala cree que lo que aportan es insuficiente.

Compare todo eso con los “grandes debates de ideas” en Ecuador.

¿Que debemos mejorar la seguridad? Pero si ningún candidato propone medidas diferentes a las que adoptaron Guillermo Lasso y usted? ¿Que debemos crear más empleos? Pero si ninguno nos explica cómo piensa hacerlo. ¿Que hay que resolver la crisis del IESS? Pero si todos esconden bajo siete llaves sus propuestas para que nadie las conozca.

El único debate político importante en los últimos años en Ecuador ha sido con el correísmo. Pero incluso allí las diferencias se desdibujan, porque ahora lo único que la mafia defiende es la impunidad para sus jefes, con lo cual ellos mismos se desenmascaran ante los ecuatorianos, que han dicho claramente que los jefes del atraco deben acabar en la cárcel.

Y la verdad es que en ese punto, yo no veo ninguna diferencia sustancial entre usted y otros posibles candidatos, porque si bien es cierto que usted se besuquea con la prefecta correísta, ellos en cambio se escandalizan porque usted se peleó con el pillo de Manuel López Obrador; o porque le retiró la visa a la voz oficial en las redes del correísmo y el castrismo.