El retorno del inca

Eduardo F. Naranjo C.

El triunfo electoral de Pachakutik es un nuevo paso hacia el proyecto ideológico de los nativos originarios del Abya Yala, que lo vienen estructurando desde hace 60 años atrás y plantea interrogantes para los países andinos del continente.

Es importante estar claros sobre hipótesis de revancha una vez que se consolide su proyecto a nivel regional, porque sus élites preparadas tienen planes muy claros una vez en el poder. Dentro de esa dirigencia hay quienes no perdonan la tragedia que generó la conquista y mantienen su tradición oral, como su visión emocional, cargada de venganza que puede poner en conflicto a la parte ‘mestiza de la sociedad’, que eventualmente podría convertirse en víctima.

Los discursos y mensajes de odio que todavía flotan en relación a los resultados de los últimos comicios no aportan nada. Solo reflejan la frustración de quienes no pudieron consolidar un país decente y equitativo en lo económico y cultural, y aún viven en el nirvana frente a una cosmovisión que va llegando.

Los potenciales líderes deben crear un proyecto que ensamble la sociedad de alguna forma, puesto que es necesario proteger a los ‘nativos americanos no originarios’, que crecieron y se multiplicaron en estas tierras. De no alcanzar armonía podríamos llegar a una guerra civil; una pequeña chispa de ello acabamos de testificar en Bolivia, donde los nativos originarios confrontaron a los nativos no originarios.

No entender que vivimos en un mundo diverso lleva al conflicto y así los matices de color de piel crean prejuicios de orden cultural y formas de racismo en casi todo el planeta. Hoy que el proyecto Pachakutik crece con líderes de revancha y conceptos extremos, es importante entender el escenario porque quienes no tengan posibilidades no podrán irse del país. Un ejemplo de estabilidad es la Sudáfrica que logró Mandela, que fue víctima del sistema.