El país está descuajeringado

“El país está descuajeringado, tenemos que ponerlo en orden”, dijo el presidente Lasso en el balance de los cien días. Una palabra muy usada en el léxico costeño para referirse al “caos, desorden y anarquía”. Tiene razón el mandatario. Con esos asambleístas, aunque dialogar sea la solución, muchos dicen que es mejor, como dice el argot popular, “apagar la luz, cerrar la puerta metálica e irse”. La idea de la legislatura: oponerse a lo que venga del gobierno (como aprobar el presupuesto o proyectos de ley).

También está descuajeringada la Conaie, que quiere otro octubre violento, como en 2019, para imponer su voluntad. Es increíble constatar la ceguera social de algunos de esos grupos de creer que todo estaba mejor con el correísmo, porque “tenían carreteras”. Es que no hubo organismos que controlasen el gasto desaforado del gobierno (todos estaban cooptados): Fiscalía, Contraloría, la Justicia, el “Poder Ciudadano” y el Consejo Electoral. Todo era del “dueño de todos los poderes”. Así descuajeringó Correa al país.

Pero también descuajeringada es una nación que mira como cosa rara buscar el diálogo para arreglar los gravísimos problemas de 14 años de gobiernos irresponsables, nefastos, atrabiliarios y corruptos. Apena ver asambleístas que siguen buscando su cuarto de hora de fama (algunos hablando estupideces) o se dan golpes en el pecho, como si nunca hubieran hecho nada malo.

El presidente no descarta una consulta popular para intentar resolver todo aquello que los asambleístas no pueden. Desde el parlamento hay gritos al cielo, pero nunca mea culpas. Dicen que les hacen campañas de desprestigio y que sí trabajan. Pero muchos arrastran pasados turbulentos, glosas e investigaciones que están en la Fiscalía. Encima quieren que el presidente de fiscalización sea apartado de su función. Algunos asambleístas no salen al sol, porque se les pueden quemar sus “rabos de paja”.

Acusan al ejecutivo de querer cerrar la legislatura y gobernar por decreto. La muerte cruzada es una posibilidad que no aceptan. Dicen que el gobierno aplicará nuevamente el neoliberalismo (nunca pasó -con Febres Cordero, Sixto o Mahuad-). Gobernar es ponerse de acuerdo, pero en el Ecuador pasa lo contrario. ¿La consulta o la muerte cruzada son la solución? Habrá que verlo. Por eso es un país descuajeringado.