El Pacífico

Se dijo que el Banco del Pacífico era el segundo más grande del país y que dejaba enormes réditos al Estado, cifra que anualmente oscilaba entre los 130 y 150 millones de dólares. De pronto se afirmó que el Banco debía venderse (privatizarse) y que su precio estaría en algunos miles de millones de dólares, pero ahora se sabe que apenas se vendería en unos setecientos u ochocientos millones de dólares. Esto resulta inexplicable, sobre todo porque la Corporación Financiera Nacional, entidad estatal, dueña de las acciones del Pacífico, ha callado sobre su valor real y ha guardado silencio “porque mantiene el proceso en reserva, a pesar de no poseer base legal alguna, para ello.”

El país necesita al Banco del Pacífico porque, según los expertos, ha sido útil para la ejecución de la política económica y porque la Constitución señala que “el Estado no solo tiene la posibilidad de incidir en la política crediticia, sino que tiene el deber de hacerlo mediante la promoción del ahorro interno y su canalización hacia la inversión productiva en el país”. Entre otras finalidades, se sostenía que el Banco del Pacífico, mediante el ahorro de las personas, en especial de migrantes, debe ser una especie de motor que incentive a las diferentes unidades económicas para que orienten la inversión a las actividades productivas que permitan el desarrollo nacional.

Los expertos señalan que el Banco tiene una cartera de crédito de 4.068 millones de dólares, una cifra extraordinaria dada la realidad económica del país. Sin embargo, a pesar de los buenos resultados económicos, el Banco del Pacífico se privatizará porque son tiempos de “monetización”, para obedecer las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional. Igual suerte podría correr todo el patrimonio nacional.