El nuevo Lasso

Salvatore Foti

Desde hace años, las instituciones estatales y el gobierno vienen evidenciando su total falta de capacidad para enfrentar y solucionar los problemas a los que se enfrenta la población. El país prácticamente vive en emergencia y, en lugar de respuestas contundentes por parte del Estado, solo hay alargues , indiferencia y promesas vacías. Por esto el temblor de este fin de semana podría ser el enésimo caso de fracaso institucional y desinterés gubernamental; sin embargo , puede también tornarse el primer caso de éxito del actual gobierno.

En lugar de delegar a funcionarios ineptos y presumidos las soluciones que se necesitan, el presidente ha decidido, por fin, tomar por sí mismo el control de la situación e ir directamente al territorio para sincerarse personalmente de los daños ocasionados por el sismo y entender cómo el Gobierno puede ayudar a la gente de manera pragmática. Esto es algo nuevo y esperemos que abra las puertas a un nuevo Lasso.

Por fin el presidente no fue a decir lo bien que estamos con respecto a la deuda externa o las cuentas de macroeconomía, sino que ahora le habla a la gente de lo que la gente necesita, viendo por si mismo lo que pasa en las ciudades y cantones del país. El presidente y su andador hoy son mucho más poderosos que centenares de discursos rimbombantes  y números de macroeconomía totalmente alejados de la realidad de la gente. Por fin se moviliza y se ensucia los zapatos ( ya no tan rojos ) con el afán de ayudar, algo a lo cual muchos ya no estábamos acostumbrados .

Esta debe ser la nueva línea del presidente a todo nivel, pues la emergencia del terremoto fue impredecible mientras que las dificultades en la salud y en lo social ya dejaron de ser emergencia para volverse parte de la normalidad. El presidente debe dedicar el mismo esfuerzo y empeño que está poniendo en el terremoto a otros temas sensibles que provocan cada día muchas más víctimas de las que ha dejado el temblor. Miles de asesinatos y muchos mártires de la sanidad nacional, que hoy no logra satisfacer la demanda de los pacientes que, literalmente, se mueren por no tener atención médica oportuna.

Esperemos que Ecuador pueda contar con este nuevo Lasso, un mandatario capaz de dejar de hacerle caso a los números de la macroeconomía y a las mentiras de sus ministros para por fin hacerle caso al clamor de la gente y a las necesidades reales.

Esperemos que ya no sea tarde y que a los actos tangibles del mandatario, por esta vez, sigan también los hechos políticos y sociales que puedan devolver dignidad y esperanza a un país que hace rato ansiaba ver y saber del presidente.