José Alvear
El fantasma de los apagones nuevamente nos rodea. Sí, en pleno 2023. El ministro de Energía y Minas, Fernando Santos Alvite, asegura que el país está obligado a importar energía para evitar los apagones. Así empezamos el nuevo año, con un Gobierno que no tiene la voluntad política para sacarnos del patio trasero del subdesarrollo.
La generación térmica de Ecuador es el 27%; la hidroeléctrica es el 60%, y un 12% es importada. Así nos manejamos durante los últimos 10 años. Ecuador demandó 81.302 MvH el 28 de diciembre, es decir, un promedio por hora de 3.387 MvH. Cabe recalcar que la hora pico es a las 19:30 con 4.123 MB.
Sí, importamos casi la mitad de la generación térmica del país, pero es difícil cambiar de rumbo y tomar las decisiones que requiere el país cuando, Gabriel Argüello, exviceministro de Energía, y Gonzalo Uquillas, exgerente de Celec, que trabajaron en el Gobierno Rafael Correa y de Lenín Moreno, ahora se mantienen infiltrados en el esquema del ‘Gobierno del Encuentro’, que prometió que marcaría una distancia radical con tales elementos nefastos del pasado.
Parecería que el actual Ministro de Energía, bajo la premisa de ‘no hay más de dónde escoger’, sigue manteniendo estos dos ‘alfiles’ que no tienen capacidad de gestión, y se apegan al formato del pasado. Uquillas, por ejemplo, anunció en mayo de 2021 que las centrales eléctricas de gas y diésel podrían suplir el déficit energético, producto de la reducción de operaciones de la hidroeléctrica Coco Codo Sinclair, por la erosión del Río Coca, que lo alimenta.
En noviembre de 2021, Uquillas aseguró nuevamente que ante el desastre correísta llamado Coca Codo Sinclair, se tenía que reparar todo el parque térmico de Ecuador, que genera energía a punta de gas y diésel. Indicó además que Celec tendría que gastar $80 millones en repuestos; pero que al inicio de 2022 estarían reparadas las centrales. Se fue el año y, en junio de 2022, se fue Uquillas también. Hoy, la actual viceministra de energía, Enith Carrión, señala a esas mismas centrales como “olvidadas/ no reparadas“.
Ante esta crisis que se nos viene, nos preguntamos: ¿qué pasó con el ofrecimiento de Uquillas de arreglar totalmente las centrales térmicas de Trinitaria, TermoEsmeraldas I y II , Santa Elena y Jaramijó? Y nuevamente vemos, indignados, que los intereses del sector generador para Petroecuador se imponen a los requerimientos del país.
En un modelo libertario el sector privado se hace cargo de la generación y transmisión de energía. Está claro que el Estado no es eficiente y además está contaminado de corrupción. Es urgente valorar al gas natural como una solución, que se importe o se produzca en el Golfo de Guayaquil. Al Estado le saldrá más económico que quemar diésel o comprar energía a los países vecinos.
El país saldrá adelante solo con educación y energía barata. La actual generación no es suficiente para acompañar el crecimiento productivo y no se pronostica nada concreto en el panorama, antes de que se termine el actual Gobierno. Las hidroeléctricas generan menos en los estiajes y dependemos de Colombia o Perú para evitar apagones.
El Gobierno debe despertar, o será responsable directo de la mala gestión de una casta de funcionarios negligentes, y corruptos, que sacan provecho personal de mantener en el desastre a todo el sistema eléctrico.