El Día del beso se perdió con el sentido común

La cultura occidental hace agua por todos lados y es que el racionalismo la inundó desprestigiando a la metafísica y la teología.

La metafísica dice que existe un orden en el cosmos para el desarrollo de la vida que la pequeñez del hombre no puede alterar, y la teología asegura que Dios creó al universo para el bien, “a su imagen y semejanza”, y esta omnipotencia no puede ser desafiada.

Por ello es que el racionalismo -pseudo religión y pseudo ciencia, decía Paul Feyerabend- que pretende controlar al cosmos con la razón humana, necesita desprestigiar a la metafísica y a la teología. Y ha montado Estados modernos que se creen capaces de diseñar la vida humana con esto de la “nueva normalidad”.

De estas ciencias surge que no pueden existir amenazas naturales contra el desarrollo de la vida, o sea, es irreal la posibilidad de la existencia de una “pandemia” que ponga en jaque a la humanidad y quienes esto creen, además, desoyen al sentido común.

Por el contrario, la fantasía o imaginación, según Tomás, es un instrumento cognitivo que cree reales hechos pensados por la mente humana. Como señala Feyerabend, suele ser mucho más acertado el sentido común de las personas cuyos intereses están en juego, que las decisiones -las fantasías- de lejanos “expertos” racionalistas subidos en una torre de marfil.

Además de las gravísimas consecuencias de los confinamientos, nos quieren dejar sin el beso cuyo día internacional se festejó el 13 de abril y que es una manifestación universal de afecto y alegría que ya aparecía en el Antiguo Testamento.

Algunos científicos creen que besar es un comportamiento instintivo con raíces en la biología. Junto con la oxitocina y la dopamina que provocan afecto y euforia, besar libera serotonina, otra sustancia que incrementa el bienestar y la felicidad, moviliza 146 músculos e intercambia 80 millones de bacterias nuevas lo que no debe asustar, es natural.

             Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… ¡Yo no sé qué te diera por un beso!”, Gustavo Adolfo Bécquer.
 

*Asesor del Centro para la Prosperidad Global, California.

@alextagliavini