El debate de ideas debe continuar

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

No son estos los tiempos de apelar a la emoción más que a la razón; al corazón más que al cerebro. Se requiere estabilidad. El Índice de Riesgo Político del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile (CEIUC) recuerda que con la pandemia “se destruyeron más de 20 millones de empleos, los niveles de informalidad laboral se dispararon, la desigualdad aumentó y la pobreza se empinó a cerca de un tercio”. En este punto neurálgico se encuentra Ecuador.

El índice habla también de que durante la pandemia crecieron la economía ilícita, la desigualdad y la pobreza del brazo de la delincuencia, la angustia, el miedo, la incertidumbre social, la volatilidad, el riesgo político y la polarización. Más claro, imposible. La extrapolación de modelos no avizora algún tipo de solución a este conjunto de problemas tan sensibles. Abusando de la demagogia y de un lenguaje de confrontación no hallaremos la salida.

La recuperación económica implica la posibilidad de diseñar una política social de acuerdo con los tiempos que corren. Si se mira alrededor del país, el gobierno de centro derecha que tenemos rebosa en excepcionalidad. Los viajes del presidente Lasso, incluido el próximo a China, apuntalan ese rasgo distintivo. Lo que estuvo desordenado vuelve a estar en su lugar, aunque con muchas heridas por cicatrizar. Ahora nos damos cuenta de la diferencia entre una dictadura y una democracia.

Pero la bajeza moral y el rencor se dan las manos. El filósofo inglés Bertrand Russell advirtió alguna vez que sus enemigos le odiaron por sus virtudes y no por sus defectos. Solo nos cabe, como ciudadanos, mostrar apoyo, humanidad y preocupación por lo que se hace y deja de hacer para sacar a Ecuador adelante. Mas, en medio de tan enormes dificultades, el debate de ideas debe continuar y profundizarse. Pretender estar “en el lado bueno de la historia” es erróneo. Hay que construir “otra historia” sobre la base de lo que tenemos y somos hoy.

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