El correísmo no ha muerto

Escribo recargada de optimismo, llena de esperanza. Pero, completamente consciente de que el correísmo no ha muerto, solo ha recibido un duro golpe, el más fuerte en 15 años. Ahora, con el contrincante herido, los ecuatorianos debemos aprovechar el momento para dar la estocada final.

Finalmente podemos tender puentes y comenzar a unir al Ecuador, algo que para el correísmo sería fatal pues su líder, aquella fiera indomable que se alimenta del odio, del regionalismo, de las brechas socioeconómicas, de los insultos, burlas y amenazas, no podría sobrevivir en un país de consensos, de institucionalidad y de diálogo.

Prueba de ello fue aquel vídeo en el que, días previos a la votación, Rafael Correa aparecía poseído por la ira amenazando a canales de televisión, medios impresos, cámaras empresariales y banqueros. Su mensaje era claro: “pagarán los culpables”. ¿De qué? No sabemos. Pero el líder correista pensaba regresar al país al grito de “Dracarys” como lo hizo Daenerys en ‘Game of Thrones’ para quemar todo a su paso y acabar son sus enemigos.

En buena hora, un alto porcentaje de la población rechaza ese mensaje. Si sumamos el porcentaje de votación que recibió Guillermo Lasso (52,36%) y los casi 2 millones de votos nulos y blancos, es evidente que los que estamos en contra del odio correista somos más, muchos más. Incluso, dentro del voto de Andrés Arauz, habrá quienes votaron por él, por su juventud y ciertos mensajes que distaron de la prepotencia de su líder.

Entonces, este es el momento más bajo para el odio de Correa. Este es el momento en el que debemos unirnos. Comamos un ceviche manaba y no recriminemos a la Costa por su decisión. No tachemos de ignorantes y corruptos a los que apoyaron a Arauz. No amenacemos. No nos sintamos superiores si vivimos en la Sierra, ni pensemos que el país nos debe algo. No desaprovechemos esta oportunidad única; no significa que el correísmo ha muerto, solo está dormido y no debemos despertarlo.

@loballesteros