El comunismo al poder

El triunfo del candidato comunista en el Perú no nos debe admirar pues es el resultado de años de adoctrinamiento marxista en todos los niveles educativos. Igual sucedió en Chile con el triunfo de la joven candidata comunista a la alcaldía de Santiago y de las izquierdas a nivel nacional. En nuestro país estuvimos a punto de caer en la misma trampa (que sigue ahí). Aquí y allá la educación formal ha estado en manos de los seguidores, confesos o no, de Marx, no solo en los colegios fiscales sino en los particulares, aun en los de élite; sería hipócrita no recordar los rectores marxistas de connotados colegios a lo largo y ancho del Ecuador.

De esta epidemia no estaban exentas las universidades no estatales; puedo dar testimonio, después de más de 40 años de docencia en dos de ellas, de la presencia activa de profesores marxistas. Recuerdo al docente de redacción en castellano que imponía de texto de lectura el “Manifiesto” de Marx y Engels, a aquel otro que tildaba de “ideológico” un análisis no marxista de la economía latinoamericana y a un tercero que proclamaba que él enseñaba “la ciencia” histórica y no visiones personales.

De esos centros salieron los representantes de la cultura y los generadores de opinión, con sus peculiaridades a veces absurdas, como ese escritor izquierdista con escudo de armas en el anillo. Casi no se puede encontrar dentro del variopinto mundo de los creadores en diferentes ramas del arte, personas incólumes a ese insidioso virus, muchos de ellos ni se dan cuenta pero llevan en sí la marca de la bestia, para decirlo en términos bíblicos.

No importaba el color de los gobernantes, la educación y la cultura se entregaron a la izquierda marxista, con ello se colaboró en crear ese clima cultural que ahora nos domina, en que se ha derivado de la simple lucha de clases económicas a otras más sofisticadas.

Como de costumbre, ya lo dijo Lenin, a los verdaderos comunistas les acompañaron y ayudaron legiones de “compañeros de viaje” y de “tontos útiles” arrojados después “al basurero de la Historia”.

No importaba el color de los gobernantes, la educación y la cultura se entregaron a la izquierda marxista, con ello se colaboró en crear ese clima cultural que ahora nos domina.