El audio y el libro, el nuevo dúo dinámico

Cuando era niña, fantaseaba con ir a la casa de mis primos por dos razones fundamentales: el Castillo de Grayskull de Felipe; y la colección de Cuenta Cuentos de Salvat de María Fernanda. No había mejor experiencia que la de escuchar un relato a través de la casetera, mientras sostenía el cuento ilustrado entre mis manos. Cada campanazo indicaba que debíamos darle vuelta a la página. En ese entonces apenas sabía leer, pero ya sentía una profunda atracción por los libros. No recuerdo qué sucedió con esa colección. Tampoco recuerdo cuándo desistimos de escucharlos. Seguramente nos cansamos de repetir una y otra vez las mismas historias. O simplemente crecimos y descubrimos nuevas formas de entretenernos.

Treinta años después, recuperé la posibilidad de escuchar historias en un dispositivo electrónico. ¡Y debo confesar que me encanta! Si, bien, soy una lectora empedernida que ha jurado leer todos los días de su vida, mientras mis ojos lo permitan. También he descubierto que lavar platos, tender camas, caminar por el barrio, hacer ejercicio y manejar se vuelven más llevaderas en compañía de una buena historia.

El audiolibro nunca será comparable con el libro impreso. Ojear sus páginas, olerlas, sentirlas… Además, la lectura tiene beneficios únicos: mejora la ortografía, la gramática y la capacidad de concentración. Cuando se escucha un audiolibro se hacen otras actividades que distraen, pero leer requiere atención absoluta.

Sin embargo, el audiolibro tiene bondades. Un estudio de la University College de Londres reveló que las emociones que se viven con un audiolibro superan a las que se sienten al ver la televisión. La inflexión de voz, la caracterización que hace el narrador, mueven las emociones del oyente y potencian su imaginación.

Y para muestra un botón. Lloré desconsoladamente con el audiolibro de Los Cuatro Vientos y ni les cuento del susto que me di con Rosemary’s Baby, narrado por Mia Farrow. Estaba en la cocina preparando el almuerzo mientras lo escuchaba, la historia me tenía con los pelos de punta. En eso, entra sigilosamente mi hija y me toca por la espalda para decirme: “Ma”. Grité, salté y también la asusté a ella. Sí, confirmo que los audiolibros superan con creces las emociones que produce la televisión.

No puedo cerrar este texto sin comentarles que las plataformas de audiolibros compiten a la par con Netflix y Spotify. Storytel, Nextory, Pocket FM, Audible tienen miles de suscriptores. De hecho, según cifras publicadas en La Vanguardia, el mercado global de audiolibros era de $4.000 millones en 2020, la proyección para 2030 supera los $20.000 millones. ¿Usted ya es parte de ese mercado? No dudo de que pronto se rendirá ante la tentación.