El año que vino se va

Un ocurrido decía en los primeros días de cada enero: “Ya se acaba el año y no hemos hecho nada”. Francisco de Quevedo poetizaba: “El tiempo es un enemigo que nos mata huyendo”. En este 2022 a los ecuatorianos, confinados o desafinados, nos alienta la esperanza.

La labor del gobierno ha sido, aunque lenta, positiva; la de la oposición, misteriosa. La verdad es que ha habido elogios y críticas atolondradas del gobierno y de la oposición, en ese orden. Mal le sienta al gobierno hacer publicidad repetitiva y costosa al estilo de las ‘Mañanitas’ o de las ‘Sabatinas’, de Antonio Manuel López Obrador y de Correa, en ese desorden, pues hoy tenemos información al instante y no necesitamos que nos ‘laven el cerebro’, apenas soportamos el ‘lavado’ del dinero mal habido. Parece que la oposición no vive en el Ecuador mestizo: no sabe de problemas fiscales, inversión, desempleo, seguridad. Solo tiene dulces palabras y gritos: calentar las calles, igualdad, equidad y de ‘money’ nada para atender las causas populares.

La democracia, como el matrimonio igualitario o a la antigua, vive del acierto o desacierto de sus actores, pero su fin es dar felicidad, con respeto a las libertades, con el control y autocontrol, con el trabajo de las partes: gobernantes, pueblo, cónyuges. Lo contrario es el totalitarismo y el triste divorcio con la realidad social y personal. Democracia es sometimiento , renuncia y un contrato social, no una oferta económica ni un paraíso en este mundo. El espejo son Cuba, Venezuela, Nicaragua, que aspiraron a un estado benefactor y distribuidor y que ahora soportan hambre, tristeza, desbandada y represiòn.

La historia que viene no la sabemos. Los historiadores son profetas del pasado. Interpretar o ver lo que nos sucederá es improbable. Schonpenhahuer sostenía que “interpretar la historia no es menos arbitrario que ver figuras en las nubes”. Para otros pensadores la historia es inevitable, fatal. Que basta poquísimas cosas para transformar un desastre en victoria y viceversa.

Lo que obtengamos los ecuatorianos será el resultado de toda nuestra historia anterior y no de un azar, peor de un zar.