El adolescente 2.0 ya no cree en la cigüeña

Pensé que una de las conversaciones más complejas de la maternidad sería la de la respuesta a la habitual pregunta, ¿de dónde vienen los bebés? Evidentemente, como mujer evolucionada y progresista que soy, había elaborado el mensaje mentalmente en un sinnúmero de ocasiones esperando que llegue el día. En mi cabeza me repetía: “he de explicarle que, para concebir un hijo deben unirse un hombre y una mujer; y que el hombre debe depositar ‘su semilla’ dentro de la mujer y esperar al proceso de fecundación”. Nada de cigüeñas, de religión, ni de estigmas. Además, muy segura de que no titubearía ni dejaría que los colores se me suban al rostro. Al contrario, dispuesta a responder todas las dudas pertinentes que surgieran.

¡Eso es lo que uno cree que va a suceder! Pero los niños que, ahora son más evolucionados y progresistas que sus padres, tienen otras dudas. Más allá del acto sexual (que muchísimos lo tienen muy claro) las dudas van con respecto a las posibilidades. Si no me quiero casar, ¿puedo tener un hijo? Mi amiga tiene dos tíos, ¿cómo van a hacer ellos para tener un hijo?, no me parece justo que no puedan formar una familia, ¿esa persona es chico o chica?, ¿por qué se divorcian las parejas?, ¿por qué ella tuvo un novio y ahora tiene una novia? Sí, son adolescentes de otra generación, con otras preocupaciones y con menos prejuicios.

Pero con sus nuevas preocupaciones también vienen nuevas responsabilidades. Y somos los padres quienes tenemos que guiarlos en sus decisiones y enseñarles a enfrentar las consecuencias cuando se equivocan. Debemos espantar nuestros propios cucos para no transmitírselos a ellos. La cigüeña y el Espíritu Santo ya no son mentiras sostenibles. Los niños y adolescentes necesitan que los escuchemos. Si en casa se topan con puertas cerradas, puede que se sientan más cómodos preguntándole a Alexa o Siri. O digitando sus preguntas en Google y YouTube.

Así que hablemos con ellos antes de que alguien más atienda sus dudas, no esperemos a tener la respuesta perfecta.