El juez

Eduardo F. Naranjo C.

Tiempos convulsos se ciernen sobre una sociedad trastocada por la intromisión del flujo cuántico de narrativas en “redes” llenas de odio y maldad destrozando lo poco que queda de cohesión social.

Con la justicia desaparecida y convertida en “negocio del año” que nos espera. Las leyes se hacen para proteger y normar la sociedad sin embargo el sistema actual muestra profundas fallas y altísima corrupción, quien tiene el poder del dinero o el poder político puede cambiar los destinos de muchos inocentes. Perdida la esperanza de justicia, dominan el escenario jueces y fiscales de baja calaña y escaso conocimiento.

Alcanzar la magistratura, antes fue símbolo de sabiduría y justicia hoy perdida la independencia, el poder político impone gente de dudosa probidad y conocimiento, hay jueces  que han llevado  la justicia a situación pantanosa, alto porcentaje de magistrados y magistradas son poco confiables, los hechos que vivimos  los últimos años lo confirman, inocentes se pudren en la cárcel en tanto criminales salen con rapidez.

El sistema de justicia penetrado por la corrupción conduce la sociedad a un estado de  desconfianza total, acomoda casos en lineamiento del poder de turno o del poder fáctico y órdenes extranjeras.

La fuerza de penetración del crimen organizado demuestra que puede todo y hasta cambiar la historia, si altos cargos son víctimas no se diga el ciudadano común  está en pleno desamparo, la policía atrapa y el juez suelta aduciendo contenidos legales, es entonces posible creer en el Estado protector y organizador o es el momento en que los grandes poderes económicos “lícitos o ilícitos”  de frente asuman el rol y determinen vida o muerte de los inermes ciudadanos.

El Juez es operador de  justicia, pero un exceso de abogados de diverso nivel y calibre son ubicados o cooptados en ruleta, para servir a contados intereses sin inmutarse y cometer flagrantes violaciones, injusticias e infamias, “letrados” que abundan igual que comunicadores que sirven como informantes al gran señor.