Eduardo F. Naranjo C.
Carambola inesperada resultó la última contienda electoral para lograr el puesto de Primer Mandatario, en cierto modo una sorpresa no esperada, dado el bajón de popularidad del mandatario en funciones por su desastrosa administración y los escándalos en su torno, en tanto que la otra candidatura hizo esfuerzos por lograr adhesiones que llegaron al punto óptimo.
Posterior a los resultados comentarios de todo tipo de analistas, pero uno al que considero más ecuánime en sus valoraciones dijo que, temas “vetados” en política que se publicitaron afectaron a la candidata de oposición y motivaron que en las últimas semanas, cambie la inclinación de la balanza, quizá falta de visión tocar temas tabú, creando escalofrío en el imaginario colectivo, como suponer que seríamos un país socialista.
El miedo colectivo jugó la facción gobernante y toda la agresiva e intensa narrativa en redes llenas de furor motivó que hasta a la población octogenaria salga de su encierro para votar, igualmente gente joven que no tiene clara la perspectiva social funcionó emocionalmente.
El resultado no predecible fue esta carambola inesperada que también obedece al reparto de fondos estatales que la Presidencia en funciones realizó, en todo caso el “nuevo” Gobierno debe demostrar que puede salvar al país y eso requiere honradez, conocimiento y liderazgo, administrar no con amiguetes, el manejo del Estado exige una praxis y respeto a las leyes, no improvisación ya que la nave del Estado se mueve siempre en aguas turbulentas.
El nuevo Gobierno deberá tener profesionales de calidad, quizá la Vicepresidenta que conoce a especialistas de experiencia y posiblemente honestos, pueda ayudar para armar un proyecto efectivo de Gobierno y evitar lo que a muchos asusta, que el barco escore a la izquierda, porque en realidad vivimos tiempos recios y esto no será tarea fácil. La norma debe buscar equidad social con justicia, libertad y seguridad, frente a ejércitos subterráneos cuyos riesgos son altos y podría haber otra carambola.