Don Naza en Semana Santa

Por: Kléber Mantilla Cisneros

En los días de recogimiento espiritual y reflexión cristiana, la liberación de un sentenciado por ladrón parecería una metáfora de fe para salvar a un gobernante que camina a la deriva. Hasta la representación literaria del Nazareno promocionaría el viacrucis y resurrección. Sin embargo, la banalidad y negligencia enlatadas por un discurso confuso de ‘encuentro’ confunde el clima de cinismo, podredumbre moral y resignación frente a los hechos que desencadenan las disputas entre mafias.

Si buena parte del equipo de (des)gobierno lassista reniegan o minimizan su relación visceral con el pasado y colocan la pretensión de convencer con mentiras políticas al pueblo, un enredo judicial o la crónica mortal de un gánster pueden desnudar todo un ajuste mafioso: estrepitoso declive del gobierno y de quienes quieren disimularlo.

¿Por qué Jorge Glas sigue libre después de una trama de ilegalidades a la vista; y, al cadáver inocente de Don Naza, lo encontraron maniatado y torturado? ¿Cuál es el verdadero pacto histórico de las mafias, la de antes y la de hoy? ¿Por qué lo más obtuso y retardatario en Defensa, Justicia y Policía nos gobiernan con inefable ingenuidad? Y, si seguimos la línea del tiempo del narco Estado heredado, ¿por qué no hay culpables aún de la muerte del General Gabela, del policía Froilán Jiménez, de los periodistas en la frontera norte, o alguien por la alerta externa de narco-generales, o por qué se malogró el último radar de Montecristi? ¿Qué hacía un captador de dinero ilegal en un Ministerio de Defensa y cómo fue su gran escape? Acaso, ¿no es otra lavandería el uso doloso de fondos irrecuperables de policías jubilados? ¿Cuánto costó sacar a Glas, un juez parroquial de Manglaralto, un grupo de médicos y rearmar la delincuencia política correísta para las elecciones de 2023? ¿Y qué se lleva a la tumba el cabo de Big Money que maquilló dinero, armas y enseres debajo de varias cúpulas de cinismo e hipocresía?

Lo gravísimo de estas lavanderías de dinero ilegal por la droga es que todo se puede comprar y vender, hasta instituciones y personas. Un laberinto sin salida cuando se manipulan cifras, se tapan ‘inversionistas’, indicadores y hechos, en donde la droga, la inflación y más impuestos conjugan un escape dramático a la pobreza. Saramago decía que sin muerte no hay resurrección ni Iglesia. Ahí, la fe de lo imposible.