La riqueza de un país es su gente ilustrada que sirve de guía coherente y permite crear y multiplicar. Sin embargo, esto es poco común en pueblos que han sido avasallados como describe la historia, el azar emerge al líder como premio o castigo según la visión de los grupos.
El diseño de la estructura legal es clave para justificar o corregir acciones de los ciudadanos. Aquí, leyes y jueces son un laberinto kafkiano que permite “atracar legalmente”, creando falsos escenarios y sugiriendo ‘soluciones’ contra tal o cual estructura estatal, así se vende o concesiona empresas del Estado que son suficientemente rentables y relativamente eficientes.
Se publicaron alarmantes “informaciones”, el país debía importar crudo para pagar sus deudas, porque su producción no alcanza. Fernando Reyes advierte que las cifras entregadas a la prensa son erróneas, porque las proyecciones del autoconsumo son cinco veces mayores a lo que dicen los informes estadísticos de la petrolera estatal. Mañosamente se suma el “recorte” que el ministro de Finanzas, en contubernio con el de Petróleos, hicieron por $363 millones al presupuesto operativo de la empresa estatal, siendo obvio que esta requiere flujo dinámico para la operación.
Esto y mucho más ‘fabrican’ con el fin de preparar un golpe bajo, que de lograrse significará ‘comisiones’ para unos cuantos. ¿En qué sociedad estamos? Igual, el cacareado tema de importaciones de gasolina; en tiempos de restricción vehicular bajó el consumo, no dicen cuánto se ahorró. Las engañifas del actual gobierno son de última, sabiendo que están en territorio abandonado, pero que de un momento a otro puede estallar, pese a la ‘protección’ norteña que consiguieron cayendo de rodillas. En tanto las ‘creencias’ políticas carcomen el país, las mafias medran, solo queda este diseño mortal y un país ciego.