¿Diálogos legítimos?

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Una vez pasada la conmoción de la violencia de junio con su ingrediente de carencia de objetividad para pensar, muchos ecuatorianos nos preguntamos sobre la legitimidad de las “mesas de diálogo” entre el Gobierno y los protagonistas de hechos delictivos. Dudamos de que esos diálogos se desarrollen dentro de las normas dictadas por nuestras leyes democráticas. Quienes no somos juristas tan solo esperamos respuestas de los peritos. ¿Qué representatividad tienen los dirigentes de la CONAIE para establecer peticiones radicales al Gobierno nacional? En esas mesas se discuten temas que conciernen a toda la población ecuatoriana, pero se da el caso de que una de las partes surge de una pequeña minoría y la otra no ha consultado a las grandes mayorías que se verán afectadas por las resoluciones tomadas por unos cuantos ciudadanos.

El ciudadano común, como usted y su vecino, se pregunta: ¿Qué corona tiene un señor X para imponer un diálogo sobre temas de interés nacional? ¿Y para amenazar un día sí y otro también con suspender las reuniones si no se toman las medidas que él desea?

¿Es esto democracia? ¿Puede incluirse en el “sistema republicano” este diálogo excluyente? “República” significa “aquello que concierne a todos”, tal como lo definieron los romanos y lo actualizaron las ciudades libres en la Edad Media. En las monarquías antiguas mandaba un solo personaje, pero debía hacerlo dentro de la ley, de lo contrario su régimen se convertía en tiranía, según Aristóteles. Y según la Filosofía Política elaborada por los pensadores escolásticos de la primera Modernidad a los ciudadanos les es lícito deshacerse del tirano.

No hago un llamado a cometer delitos contra ninguna persona, sino a que todos, incluidas las autoridades, elegidas para que precautelen el bien común, reflexionemos sobre la pertinencia de dar poder negociador a los violentos que solo se representan a sí mismos y dejar sin voz a todos los demás, conculcando así los derechos de casi todos. En pocas palabras, aunque duelan, dudamos de que con esos diálogos permanezcamos en democracia.