Deterioro de ciudades

En mi anterior artículo, me referí a los atractivos de Cartagena de Indias, ciudad varias veces centenaria y patrimonial no solamente de Colombia sino de la humanidad, señalando, a su vez, estafas que allí se están cometiendo a turistas.

Hoy y en mi afán de colaborar a que La Heroica mantenga su aire de hospitalidad y motivos ciertos de admiración para visitarla, deseo puntualizar otros aspectos que van menoscabando la imagen internacionalmente conocida.

Causa preocupación a propios y extraños lo que en esos ámbitos va aumentando y que ha sido señalado públicamente por un docente de la Universidad de Cartagena: acciones de sicarios, hurtos, trancones interminables en el tránsito de vehículos, deficiente prestación de servicio eléctrico, inconvenientes con el Sistema Integrado de Transporte Masivo, implementación del pico y placa casi todo el día,  desaliento de la población, aparecimiento en el Centro Histórico de situaciones que únicamente se daban en barrios marginales, protestas públicas con quemas de llantas y obstrucción de vías que solo en el mes próximo pasado alcanzaron el número de 25.  El criterio resumido de dicho catedrático es que la urbe en referencia puede ser catalogada como fallida, lo que se agrava, entre otras causas, por la corrupción endémica y la confrontación permanente que ha existido entre el Concejo y la Alcaldía.

Estos indicadores no son de ninguna manera reconfortantes, demuestran el deterioro al que pueden llegar ciudades de indudable importancia y que, en este caso específico, repercutirán seriamente en el prestigio de la Perla del Caribe, para la que anhelamos supere estos factores adversos a base de la concienciación ciudadana de lo que está sucediendo, a fin de que se elija directivos capaces y honestos, seriamente comprometidos con el desarrollo, la seguridad, el futuro de una urbe realmente excepcional pero que, lamentablemente, está cayendo en picada.