Desterrados

Franklin Barriga López

222 nicaragüenses llegaron a los Estados Unidos, en una muestra más de lo que acontece en el país centroamericano doblegado por Daniel Ortega y su compañera sentimental y de generalizados atropellos, Rosario Murillo.

Aquel régimen encaja exactamente en la catalogación ‘mafiocracia totalitaria’, que prestigiosos académicos, en una conferencia internacional anticorrupción, dieron a los gobiernos que se  caracterizan por apropiarse de todos los poderes públicos, sin dejar ningún espacio que escape al control de los opresores. 

Este nuevo concepto está en vigencia y define a los que tienen pasión desenfrenada por el poder -al que consideran vitalicio- y acumulan fortuna  fraudulentamente, al estilo mafioso. Entre otros casos que se pueden mencionar sobre el particular, figuran los sátrapas que desgobiernan Venezuela desde el tiempo de Hugo Chávez.

Entre los desterrados nicaragüenses, constan siete personas que pretendieron participar como candidatos en las últimas y viciadas elecciones presidenciales: ellos, se encontraban enjuiciados y hasta encarcelados debido a motivos forjados por los autócratas, a fin de competir sin rivales. Al obispo, Álvarez Lagos, que se negó a ser desterrado, se le condenó a 26 años de prisión. Objetivas demostraciones, las anotadas, del cinismo y las artimañas de que se valen los dictadores para sojuzgar y  saquear a los pueblos.

 Luego de la brutal represión, desde abril de 2018 a septiembre de 2019, que dejó 651 muertos, cerca de cinco mil heridos e incontables reducidos a mazmorras, a los deportados de hoy, que fueron prisioneros políticos, se les ha declarado ‘traidores a la patria’, suspendiéndoles, a perpetuidad, sus derechos ciudadanos. Prácticamente se les ha declarado muertos civiles. Así actúan los tiranos cuando se apropian de los países y dan rienda suelta al imperio de su barbarie.