¿Desconcentrados?

Muchas personas viven abstraídas de sus tareas habituales y pierden la capacidad para resolver problemas; cualquier motivo distrae su atención haciendo que los conflictos de fondo de la familia, la sociedad y el país, queden sin resolverse o simplemente pasen a un segundo plano. Normalmente la mente de un lector se distrae entre el 20% y 40% cuando lee un libro, esto explica cómo un estudiante o un lector de cualquier artículo o noticia interpreta a su manera, aprende poco o no le interesan los sucesos que se viven o se relatan todos los días. Así nuestra mente esté atenta, algunas incoherencias se producen en el transcurso de nuestra vida.

No es lo mismo decir: debemos hacer circo para obtener dinero, que, debemos hacer un poco de dinero para el circo. Esto lo saben muy bien los políticos y muchos miembros de la Asamblea Nacional. Nuestra mente construye un modelo mental que nos permite leer, oír y comprender lo que vemos todos los días para relacionarlos con la infinidad de temas y modelos de hacer política, en un país donde resulta difícil entender a quienes supuestamente hacen leyes, juzgan, emiten conceptos, criterios, aseveraciones, insultos, miedos o temores y se alejan de los temas importantes, concretos y verídicos para el bien del país.

El afán de confrontar provoca confusión, duda o recelo en la población ya golpeada por una etapa de crisis, inseguridad social, politiquería y una economía estropeada, lo que impide reaccionar a tiempo ante situaciones adversas. La amenazante marea por destruir la democracia permite a la Asamblea conformar “comisiones para impedir el secuestro de la democracia”, donde los hackers cambian los votos y se nombran “dignidades”, destituyendo a quienes fueron electos democráticamente, por un supuesto incumplimiento de funciones.

Se puede cautivar, hechizar, engañar y deslumbrar al pueblo, al punto que, el cálculo o los dogmas serían las únicas formas de razonamiento. Cuando se pierde la razón en lo que se hace, el saber reflexionar pasa a un segundo plano. Los “nuevos políticos” dicen ser demócratas, pero distraen la atención de la gente, impidiendo la reflexión individual que pueda orientar a las masas.