De las aglomeraciones al ausentismo

No hay una diferencia tan visible entre el gobierno anterior y el actual como la que existe en los centros de vacunación contra la covid-19. De centros llenos de gente ansiosa por vacunarse hemos pasado a centros vacíos, lo que se atribuye a la desconfianza de los ecuatorianos ante la vacunación ¿Es posible que la opinión pública con respecto a las vacunas haya cambiado radicalmente en solo un mes? Por supuesto que no.

Aunque la desconfianza es un reto para las campañas de vacunación a nivel global, los datos indican que ese no es el caso de Ecuador. El país ha mostrado una alta disposición a vacunarse contra la Covid-19: 80% según un estudio publicado en The Lancet. Otro estudio de la Universidad de Azuay encontró que el 91% de los encuestados estaba dispuesto a recibir una vacuna con eficacia del 95%.

Estos datos no sustentan la narrativa de un amplio ausentismo basado en la desconfianza. Por tanto, también se debe analizar el plan. Abrir numerosos centros de vacunación sin contar con las vacunas suficientes y no ampliar los rangos de edad para la vacunación fueron razones importantes para que existiesen centros vacíos o sin vacunas.

Además, la comunicación es esencial en un plan que actualiza cronogramas cada semana con distintos pero simultáneos lineamientos para vacunación (cita agendada o edad y último número de cédula, o factor de riesgo). Esta información es de relevancia nacional; publicarla solo por redes sociales obstaculiza la llegada de la misma al 46% de hogares en Ecuador que no tiene acceso a internet (65% en el sector rural) y diluye los esfuerzos educomunicacionales que se requieren para un ambiente de confianza en todas las vacunas.

Así, una logística que responda a la realidad y una amplia campaña informativa podrían ser los mejores aliados para evitar centros vacíos y el consecuente desperdicio de recursos logísticos.