Cunde el miedo

El miedo, calificado como un gigante del alma, no es despreciable, pues en veces previene el peligro, pero en otras anuncia temores fundados. UNES, el grupo correísta, en la Asamblea, ha manifestado su preocupación por el anuncio del presidente Lasso de una posible consulta, sin descartar la muerte cruzada, por el bloqueo de algunos  partidos a su Plan de Gobierno. Incluso la presidenta de la Asamblea ha manifestado que es un chantaje, que es una figura penal, olvidando que la consulta popular es una acción contemplada en la Constitución, y que la han usado sus posiblemente aliados correistas.

Tales asambleístas aducen su rechazo  porque aún no  ha presentado los proyectos de leyes el Gobierno pero ya da entender que habrá oposición a los mismos. No hay que ser vidente para vislumbrar que esos grupos quieren el fracaso del Gobierno, para eso son oposición, reforzada por matices ideológicos no ocultables, que contradicen ciertamente el Plan de Gobierno, por el cual votó el pueblo ecuatoriano.

Ese miedo sí tiene sus fundamentos: la Asamblea está desprestigiada. Hasta la ID denuncióc a un miembro asambleísta de su partido por concusión (acción de funcionario público en beneficio propio). El correísmo tiene que aceptar la consulta  pues la utilizó y es su creación, entonces que ahora se “fría en su propio jugo”, como se decía del fascismo en Italia tras su fracaso y derrota en la II Guerra Mundial.

El argumento que solo han hablado en términos generales los opositores, los condena aún más para saber sus intenciones. Con alguna maldad Borges decía “La gente es como habla” y en el caso presente tales opositores son incorregibles; además que su actitud sería justificar todo lo que sucede hoy: impunidad, peculados, atentados contra las libertades.

Desde luego es posible que la consulta popular o la muerte cruzada debe causar miedo en el grupo de trabajo del presidente Lasso. Sensación  desagradable por un peligro real: que el  resultado no sea el esperado. La vida es una aventura y si es por el bien público es de valientes emprenderla. Y muchos de aquellos temores políticos son imaginarios.