Crisis es oportunidad

La idea de crisis de gabinete no es nueva y además tiene múltiples interpretaciones, porque se puede producir en cualquier momento del periodo de gobierno, al cumplir un tiempo prudente para la evaluación como es el caso de un año de gestiones o debido a los resultados del equipo en un contexto de alta complejidad; por ejemplo, la reacción ante una ola de inseguridad, los efectos de la pandemia, una crisis económica o política. No es nada raro que Ecuador enfrente una o varios hechos para provocar permanentes crisis de gabinete.

Las crisis van de la mano con la rotación de ministros, asesores, consejeros, allegados, agnados y cognados. La lectura histórica que ha prevalecido es negativa, por cuanto la misma palabra crisis es sensible a los gobernantes; sin embargo, este escenario puede convertirse en una oportunidad, en la medida de cambiar la orientación de las acciones deficientes y también buscar otras personas que sí contribuyan a los propósitos planteados por el gobierno. Por tanto, Lasso tendría una posibilidad de repensar el segundo año.

La evaluación de la crisis en su duración, magnitud e intensidad debe estar liderada por personas que no tengan empacho en decir crítica y creativamente qué se debe cambiar y a quiénes, por qué y cómo. Se trata de contrastar los propósitos que se quieren cumplir con los recursos y talentos con los que se cuenta, además de contar con una lectura del contexto, los contrincantes, las amenazas y las debilidades. Entonces, enfrentar una crisis requiere poner los pies sobre la tierra y dejar los halagos y la pirotecnia. El primer paso es reconocer que hay crisis.

Abrir la cancha es una de las maneras de enfrentar la crisis, en el sentido de tener la madurez política y la suficiente inteligencia para sumar personas que sí pueden mejorar las cifras, cambiar los ánimos, agregar capital social y político al gobierno y tender puentes. ¿Dónde se encuentra ello? En la sociedad civil, las universidades, los colegios profesionales, entre otros. Entonces, el segundo paso es la generosidad y la estrategia política, el tercero.