Creencia y realidad

Eduardo F. Naranjo C.

La creencia como forma de conocimiento fue analizada bajo los rígidos principios de la lógica por Bertrand Russel. Determinó que es una percepción generada por el cerebro sobre un hecho o circunstancias a los que desde la subjetividad se da un valor total de sustentación para reafirmar la personalidad (ego), pero en la mayoría de casos no tiene relación con un significante posible, por lo que, nuestro mundo mental no alcanza una ‘realidad’ sino apariencias, pero sirve para la estabilidad psíquica.

En nuestro medio florecen intermitentemente ‘creencias’ de todo orden que,  convertidas en ‘realidades’ crean escenarios cargados de sentimientos de temor y odio, actualmente difundidos por doquier a través de millones de mensajes en el ciberespacio, lo que da pie a una sociedad abrumada y confusa.

La delincuencia y criminalidad violentamente fomentada por el narcotráfico, tema del  que no habíamos tenido experiencia antes, nos confronta a situaciones bastante más  complicadas. No sabemos quiénes son ni dónde están infiltrados, lo que vuelve sospechoso a todo el mundo.

Hay un incremento del crimen potenciado a niveles jamás imaginados y, como espectadores, ‘creemos’ que tenemos un sistema de gobierno que no logra poner fin a la pesadilla, entonces ‘creemos’ nuevamente que deben existir culpables y damos nombres, sea el Gobierno actual, el anterior o el más anterior. Elucubramos con hipótesis falsas que salen de algún hecho aislado o manipulado pero no proponemos ideas válidas de solución.

Lo coherente sería alcanzar unidad como grupo humano, pero eso requiere  líderes de verdad que superen creencias y posean normas éticas que prueben que los humanos somos superiores a otras especies.  A la creencia coadyuva la esperanza, una forma de fe que puede ayudar a la acción una vez ‘conocida’ la raíz de los problemas.