Correa-Yunda-Arauz

Una trinidad peligrosa. Más allá de la indignación de los quiteños por mantener una alcaldía convertida en cueva del correísmo protervo, hay dos hechos ostensibles en la administración de Jorge Yunda –además del colapso hospitalario por usar pruebas chimbas para detectar el Covid-19-. El uso y abuso del Municipio por encima del valor de la vida de los quiteños; y por supuesto, el enriquecimiento del clan Yunda y de varios funcionarios alrededor de inmensos negociados nunca investigados.

El tamaño del desastre y lo que falta de la pandemia no le conmueve al hijo reguetonero del Alcalde ni un pelo. Su video clip ‘Pasándola bien’ es tan depravado y extravagante como la realidad del correísmo. La vida no tiene valor pero sí tiene precio violar, robar y matar. El hijo de Yunda inmerso en compras malignas, contratos perversos y transferencias de dinero no rastreables, según registran las pericias policiales en su teléfono móvil, es cómplice y autor del incesto con la firma Geinco para asfaltar calles, la construcción de hoteles en terrenos municipales, la ficción del Hotel Guayasamín en Bellavista, o el ‘falso positivo’ del estadio en la Mitad del Mundo; repartir rutas de buses y quebrarle al Metro de Quito antes de su inauguración. Del coloniaje chino del señor Dalong en la capital y la corrupción insolente con las multas de tránsito.

No es un caso aislado de injerencia y desvergüenza juvenil sino la narrativa y muestra de la mayor burla a los ecuatorianos. Una filosofía pragmática del fraude y estafa a mansalva, sin licitación ni rendición de cuentas. Un guion análogo al del mejor vástago del correísmo: Andrés Arauz. Otro fantoche del totalitarismo demagógico que se pretende perpetuar, según dice, por 300 años. Base de la trinidad disruptiva: Correa-Yunda-Arauz en decadencia. Pues ¿qué sería de ellos si pierden el control en la ciudad Luz de América y las elecciones del 11-A? ¿Cómo explicarían las nuevas fortunas, el piponazgo abrupto de 14 años o que ya han incurrido en crímenes de lesa humanidad al negociar pruebas falsas para no detener la expansión del coronavirus?

Es que el hijo de Yunda parece sacado de la mitología griega. Del sacrilegio de Tántalo, castigado a penar una eternidad por ladrón. Fue acusado por divulgar secretos divinos a mortales y del robó de néctar y ambrosía para repartirlo con sus amigos. Una pintura surrealista del correísmo en el día final, pincelada de arte para descender al infierno.

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