Yo voté por usted

Corina Dávalos

Esta mañana la noticia será el resultado de las elecciones. Como no se me da bien la profecía, no aventuraré resultados. Hay tres escenarios posibles, de los cuales hoy uno será una certeza. Si las encuestas han acertado, muchos celebrarán el triunfo de Daniel Noboa en primera vuelta o el paso a segunda con Luisa González. El tercero, ojalá, es que haya una sorpresa y tengamos una segunda vuelta con uno de los dos favoritos y un tercero inesperado.

En realidad, aquí vengo a hablar de lo que sí podemos adelantar. Quizá, una vez más, los ciudadanos han ido a votar y, con eso, piensan que ya han cumplido con su deber cívico y hasta la próxima.

El certificado de votación, importantísimo requisito para los trámites por venir, debería ser un recordatorio constante de que nuestra responsabilidad como ciudadanos no termina cuando salimos del recinto. Ya que debemos usarlo para casi todo, sería estupendo que funcione como un despertador. Que cada vez que lo saquemos del tarjetero, nos recuerde que cada día tenemos el papel importantísimo de exigir a nuestros representantes que cumplan con su plan de gobierno.

El desencanto generalizado que despiertan los políticos es comprensible. Los que cumplen a cabalidad con lo que les hemos delegado, son la excepción. Sólo es posible llegar a esta situación lamentable, si la sociedad civil se ha desencantado antes de sí misma. Polarizada o dormida, se ha autoconvencido de que no puede hacer nada para meter a los políticos en cintura. No se organiza, no sale a la calle, no se agrupa para denunciar abusos o incumplimientos. Deja hacer y sigue con sus luchas para salir adelante, a pesar del Estado.

En cada elección, me ilusiona más soñar con el despertar de la sociedad, que ver ganar al candidato de mi preferencia. Espero poco de los políticos y mucho de usted, querido conciudadano, “mon semblable, mon frère”. Yo voté por usted.