¿Consulta o muerte cruzada?

¿Por qué los asambleístas, la oposición y los indígenas temen a la consulta popular o la muerte cruzada? El presidente Lasso tiene alta aceptación, según los sondeos, pero no tiene un cheque en blanco. La exitosa campaña de vacunación 9/100 dio al régimen una credibilidad que muchos actores políticos no esperaban, acostumbrados a ir de mal en peor con el gobierno anterior (escándalos de corrupción antes, durante y después de la pandemia). Pero Lasso es pragmático y la política ecuatoriana no está habituada a eso.

Como escribe el articulista Hernán Pérez Loose “terminados los primeros 100 días de su mandato, las mafias políticas están esperando al presidente con un bate para caerle a la vuelta de la esquina”. Según él, no le perdonan el éxito del plan de vacunación. A diferencia del pasado, la gente está optimista. Pero, cuidado: hay áreas que muestran falencias. Hay logros en política exterior (la salida de Correa de RT es una buena noticia en las relaciones con Rusia), pero cojean la seguridad (la renuncia de Taiano lo explica), el área social (Mae Montaño dejó el MIES) y agricultura (salió Tanlly Vera).

Si algo no se le puede imputar al presidente es no cumplir lo que ofrece. El cambio de funcionarios en su gabinete obedecería a esta dinámica. Sin embargo, la idea de una consulta popular o muerte cruzada ha puesto con los pelos de punta a muchos grupos, acostumbrados a la blandenguería de Moreno o al carajazo de Correa. Para ellos no hay término medio: o imponen o les imponen…

Esa posibilidad asusta a opositores (indígenas, socialcristianos, correístas y otros grupos de presión) que miran a este referéndum como la posibilidad de perder privilegios. Esa gente que, por décadas, medró del poder en oficinas gubernamentales, en la oposición legislativa o en las calles, vería mermada su capacidad de acción.

El Ecuador no se acostumbra aún a un presidente que no grita ni insulta (como Correa) o que no sea blando (como Moreno). La posibilidad de la muerte cruzada puso a temblar a muchos sectores. Pero, con esos asambleístas y políticos, puede ser el camino para poner en marcha al país. Para estos mediocres, acostumbrados a enriquecerse fácilmente, perder sus privilegios sería insoportable. Y recurren al chantaje, al bloqueo y a buscar troncha. Quizás se deba consultar a la gente y saber lo que quiere. En el pasado se consultó al pueblo muchas veces. Algunas con resultados favorables: se hicieron cuando los mandatarios tenían alta aceptación. Quizás sea el momento de hacerlo.