La guerra de agresión y de disputa entre las superpotencias continúa su marcha. Por encima de los derechos humanos de los pueblos, son los intereses geopolíticos y económicos de los países imperialistas los que predominan, en tanto la Organización de Naciones Unidas (ONU) sigue demostrando inutilidad para garantizar la paz y seguridad internacional.
El conflicto está provocando un alineamiento de los mandatarios de los países detrás de los actores de la guerra. Hay quienes se ponen a la cola del imperialismo norteamericano y la Organización del Tratado Atlántico Norte haciendo falsa apología a la libertad y la democracia, mientras que otros se alinean con los rusos pretextando la necesidad de un mundo multipolar. Ambas posiciones son cómplices de la guerra y pecan de sumisión.
Al mismo tiempo que se imponen sanciones económicas, los bombardeos se intensifican y millones de seres humanos huyen de la muerte. Entre esos desplazados hay centenares de ecuatorianos que están sufriendo la desatención estatal. El gobierno de Lasso apenas les ofreció un ticket para abordar un avión de retorno, mientras las ofertas que garanticen la continuidad académica y el trabajo digno no pasan de un vago discurso.
Otro efecto de la guerra es la revalorización del petróleo. El barril rebasó la barrera de los cien dólares. Eso representa mayores ingresos para el país, pero hay el riesgo del encarecimiento de los combustibles: es un hecho el alza del precio de la gasolina súper y amenazan los incrementos mensuales de la ecopaís y del diésel que provocarán inflación y contracción del consumo.
Las exportaciones ecuatorianas que tienen por destino la zona euroasiática también se verán afectadas. Esas ventas (banano, camarón, flores, café y enlatados de pescado) caerán por debajo de los 1200 millones de dólares que ingresaron al país el año anterior, los compradores internacionales se reducirán y la recaudación tributaria sufrirá.
Las perspectivas del sector agrícola son inciertas. La importación de fertilizantes y herbicidas desde Eurasia reflejará mayores costos de producción; en el mercado interno y externo los productos se encarecerán.
Urge la paz y el fin de la lucha imperialista por el reparto del mundo; caso contrario, el pueblo ecuatoriano también será víctima de la guerra.
@PanchoEscandon