Conectar con la gente requiere de sensibilidad, coherencia, pulso, tacto, trabajo diario y el uso de un lenguaje empático y con pertinencia. Por tanto, no es un tema, únicamente, de verbo, pues la comunicación sin el respaldo de acciones y decisiones no sirve, es decir, se diluye de manera muy rápida. Tampoco se trata de decir, exclusivamente, lo que la población quiere escuchar, sino de satisfacer un mínimo de necesidades. Pocos gobernantes logran conectar con la mayoría de las personas y eso se produce en momentos concretos, pero también hay otros personajes que han logrado fidelidad por parte del electorado.
En este sentido, la conexión tiene múltiples vías para que se produzca y se sostenga. A propósito de esto, cabe preguntarnos si el presidente Lasso está logrando este cometido y, en caso de que no se así, qué variables están impidiendo que ello suceda. Si bien las encuestas son instrumentos de análisis que capturan fotografías de los diferentes momentos, habría que determinar qué respuestas son consecuentes con el descenso en la aceptación y la credibilidad del primer mandatario, pues arrancó con 70% y ahora se encuentra en el 30%. Nadie desconoce las dificultades de gobernar en un contexto postpandemia, pero eso no significa dejar de leer la realidad y las demandas más imperantes de la población.
La conexión con la gente no debe ser leída como una tarea solitaria del gobernante, pues su buen desempeño requiere de un equipo de primer nivel que sepa asesorar, en otras palabras, advertir escenarios, analizar factores favorables y desfavorables, identificar y potenciar aliados, no subestimar a los adversarios y saber leer sus objetivos. ¿El equipo del presidente estará haciendo esto? En esta lectura, entonces, resulta evidente que se necesita un equipo con experiencia política, sensibilidad y que actúe de manera proactiva.
El descenso de aceptación en las encuestas se puede revertir, en la medida que se hagan bien los deberes y eso no es para mañana, porque la política se mueve a velocidades inusitadas y hay cambios permanentes. Estar preparados para la inmediatez y la incertidumbre también es conexión.