Ceder y nada más

Fabián Cueva Jiménez  

El miedo a los levantamientos indígenas con destrucción y amenazas de nuevos obligó al gobierno a instalar ‘mesas de diálogo’ para supuestamente resolver los acuciantes problemas sociales, antiguos en Ecuador y en el mundo, con más de 50 verdaderas guerras (emblemática la de Chiapas, México 1994) por consabidas razones:  pobreza, explotación y discriminación.

Uno de los temas discutidos dentro de Derechos Colectivos fue la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), muy difícil en Ecuador, por la estructura de su población indígena: mosaico de pueblos, multilingüismo y relaciones interétnicas especiales.

El pedido claro y complejo, el indígena busca a la vez, mayor participación en el medio social y cultural e integración a la sociedad global, a través de la educación, sin perder su cosmovisión de vida.

Parecería que el gobierno comprendió que lo establecido en la Constitución, leyes y en el régimen del buen vivir, son para cumplirlas, no para ignorarlas como ha sucedido desde 2008.

Definitivamente, Ecuador es un Estado intercultural y plurinacional que debe fortalecer la unidad nacional en la diversidad y proteger el patrimonio cultural; los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas tienen, igual que todos, derechos, incluyendo la educación, como área prioritaria de atención e inversión estatal.

Hay acuerdos, todos discutibles: aumento de presupuesto para la Secretaría EIB, de $ 2’200 mil a 133’, -así de fácil-, autonomía, revisión curricular, nombramiento a su representante con rango de ministro, independencia técnico-administrativa; es decir, pérdida de rectoría del Ministerio –ni más, ni menos-.

Desconocemos si los petitorios y las concesiones están respaldadas en un proyecto   serio y bien concebido. Si lo hay, será un modelo integral y participativo, con administradores, pedagogos, auditores y docentes de óptima calidad, todo para un pulcro manejo.

Hay una comisión, obligada a comunicar oportunamente, única manera para saber si los diálogos no sirvieron solo para políticamente ceder y para nada más.