‘No soy machista, pero…’

El problema del machismo es que no solamente se trata de feminicidios, golpes o incluso ofender a las mujeres.

Comienza impulsando la inferioridad de las mujeres a través de chistes y del lenguaje, sube a querer controlar lo que las mujeres deben usar, cómo deben verse, comportarse o los roles que deben cumplir. Sigue ascendiendo a invisibilizar su trabajo, sus capacidades y sus metas, humillarlas o responsabilizarlas cuando son víctimas de violencia. Una vez normalizado todo esto, hay una imagen establecida de la mujer, con la que muchos hombres piensan poder insultarlas, amenazarlas, agredirlas, hasta subir la escalada de violencia y abusar de ellas o poder llegar a cometer incluso un feminicidio.

Por eso, reflexionemos cuando escuchamos la frase «Yo no soy machista, pero… «, porque el machismo comprende más de lo que muchos imaginan.

María Aliaga Guijarro