Ecuador, conformado en su mayoría por gente honesta y trabajadora, ha sido víctima del azote del populismo y todos sus desmadres, cuyo único proyecto ha sido atracar las arcas fiscales a pretexto de una revolución mentirosa, liderada por delincuentes que fungen de políticos (muchos de ellos sentenciados, prófugos o engrilletados), nos obliga a todos los ecuatorianos de bien a empoderarnos de la defensa del país y su patrimonio.
El daño a la economía del país y a la moral ciudadana es irreparable. El correísmo pretende retomar el poder con el único afán -se intuye- de continuar el descalabro acostumbrado, seguido por su clientelismo político para enriquecerse sin que les importe arruinar definitivamente al país; y, por supuesto, lograr la impunidad por todos los delitos cometidos. Se iniciaría con el indulto a su líder, el expresidente prófugo de la justicia, anunciado por el candidato Arauz, ciñéndose “a la hoja de ruta que trazó” el entonces presidente Rafael Correa, en el año 2014, al expedir mediante decreto el “Reglamento para concesión de indulto, conmutación o rebaja de penas”.
El sufragio del 11 de abril próximo, que es de esperar se lleve a cabo sin la amenaza de fraude, nos brinda la histórica y crucial oportunidad de enrumbar al país por el desarrollo económico y social, eligiendo la mejor y única opción -que sí la tenemos- cuyo líder cuenta con la capacidad y experiencia necesarias para administrar con solvencia y responsabilidad, nuestra nación.
Leonardo Cueva Piedra