Carlos Freile
En estos momentos, frente a la computadora, no acierto a tomar una decisión sobre el tema a escoger para ponerlo a consideración de mis amables y contados lectores.
En primer lugar mi afición por el estudio de la Historia me tienta para que escriba sobre la fábula difundida a raíz de Día de Difuntos acerca del origen de la costumbre de tomar mazamorra morada (el nombre tradicional entre los mestizos y blancos) y comer guaguas de pan. Da pena constatar como fantasías dirigidas a entretener con leyendas pasan a ser incluidas sin beneficio de inventario entre las verdades históricas irrefutables. Además (“Contengan la risa”, como decían los romanos), al autor de la leyenda se lo manda de un plumazo al siglo XVIII como en cualquier novela barata de Ciencia Ficción con máquinas del tiempo, siendo, como es, nuestro contemporáneo.
Otro asunto atractivo y de indudable actualidad se refiere a los cortes de electricidad. No sé si indignarme o reír al leer las diatribas de los correístas contra quienes recuerdan las innegables responsabilidades del gobierno de la década cancerígena en el colapso energético que nos agobia. No solamente las obras mal hechas y con sobreprecios criminales, sobornos incluidos, sino la barbaridad de haber desmantelado centrales térmicas y prohibido, ¡en la Constitución!, la participación de la empresa privada en este campo, por ser “estratégico”. Un ignorante como este escriba se pregunta, si no será también “estratégica” para la seguridad nacional, la producción y distribución de alimentos, sin embargo, está en manos privadas.
Un tercer tópico interesantísimo se refiere a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Los medios y las redes sociales se han llenado de epítetos denigratorios contra el ganador, desde “misógino” a “fascista”; pero también han mostrado profunda animadversión y rechazo a los ciudadanos “basura”, en decir de Biden, que votaron por Trump. ¡Cómo es posible que fueran tan torpes y caminaran en contra de la Historia! El ciudadano de a pie trata de explicar ese triunfo, lee a sesudos analistas de ambos lados del Atlántico, no se diga que uno es pueblerino, por favor, y encuentra ciertos datos que aclaran la fementida sinrazón: muchos norteamericanos están cansados de la “ideología woke”, de los ataques a la familia, del desprecio a la vida humana, del olvido de los valores fundantes de su sociedad…, por eso habrían preferido votar por un “impresentable” antes que por una defensora de cambios radicales que se ha mostrado ofensiva con esos valores. Eso dicen analistas considerados sabios. En resumen, según una periodista española, “A ver si la «mala bestia» no ha ganado por ser la «mala bestia» que excita los peores instintos de la gente, sino porque los demócratas eran para muchos una opción peor”.
Ya ven, mis respetados lectores: no he logrado escoger el tema sobre el cual escribir esta columna, espero que ustedes me sabrán disculpar.