Cabos sueltos en el asesinato de ‘el abogado’

De un Chevrolet Sail salieron diez balazos. La carrera del Ford 150 sin placas no paró. Con el cuerpo inerte de Harrison Salcedo, chocó contra una concesionaria de vehículos en las avenidas 6 de diciembre y República.

Un tiroteo a la luz del día (inusual antes, frecuente durante el correísmo). Días antes de su muerte, ‘Hulk’ Salcedo, como se lo conocía en redes sociales (o ‘el abogado’), fue acusado por asociación ilícita por la liberación de ‘Rasquiña’, líder de los ‘choneros’. Reinstalada su audiencia, llegó la noticia de la muerte.

Muchos ‘choneros’ eran clientes de Salcedo. Paralelamente, hubo un sospechoso motín en la Penitenciaría de Guayaquil, donde están arrestados muchos integrantes de la banda.

‘El abogado’ tomó el caso de “rasquiña” a inicios de 2020 y logró liberarlo seis meses después, beneficiándolo con la rebaja de condena, cuestionada por la fiscalía, que también acusó al juez que lo liberó y a la esposa del delincuente (asesinado por un sicario, ese diciembre, en un mall de Manta).

Salcedo era abogado del albanés Dritan Rexhepi, buscado en Europa por varios delitos (quiso crear una organización narcodelictiva en el país) y cumple sentencia por narcotráfico en Latacunga. Como con ‘Rasquiña’, Salcedo buscó sin éxito su prelibertad. También defendía al militar inculpado por la desaparición de una avioneta en Galápagos, vinculada con el narcotráfico.

La extravagante vida de Salcedo incluía videos en redes sociales, hoteles lujosos, armas, autos costosos, mujeres, fajos de billetes, promoción a sus defendidos choneros, vallas y carteles. Su oficina quedaba cerca de donde murió. En su defensa al exvicepresidente Jorge Glas (caso Sobornos), Salcedo se excusó por enfermedad y envió fotos de sus heces fecales.

Fue defensor de tres agentes de tránsito de Quito que escoltaban a los israelitas vinculados al caso de Abdalá Bucaram y sus hijos, investigados por la trama de medicamentos y pruebas anticovid halladas en la casa del exmandatario. En su defensa al prófugo ex asambleísta Azuero por el caso hospital de Pedernales acusó a la exministra Romo de pactar el reparto de hospitales con el ex legislador Daniel Mendoza, hoy preso.

Su muerte deja muchas interrogantes: ¿Lo callaron porque sabía demasiado? ¿fue un ajuste de cuentas de bandas y narcocarteles rivales de los ‘choneros’ en el tráfico de drogas? ¿se quería silenciar a Jorge Glas? Antes de las elecciones, Salcedo insinuaba que la prelibertad de Glas era “un hecho”, creía que ganaba Arauz. Quedan bastantes cabos sueltos.