Bastón de mando

La simbología de la cosmovisión indígena busca dignificar el cambio de era; un nuevo gobernante con lucidez suficiente para conducir el porvenir de una nación con justicia y equidad, la lucha contra la desnutrición infantil y el despegue económico de su pueblo. Un Régimen bautizado rural que intentará saciar la hambruna y el desempleo masivo después de la pandemia; al parecer, tras una inteligente campaña de vacunación, y con el retorno de la educación presencial con soluciones tangibles. Un signo honroso de cambio en la mente y corazón de las personas para dar paso a la prosperidad del país.

El gabinete de Guillermo Lasso tendrá que revisar la historia y fenómenos estructurales de la corrupción correísta y recuperar los conocimientos útiles de la vida cotidiana, pues se trata de inaugurar la democracia y el pluralismo social. No sirven los parches de agua tibia ni satisfacer ambiciones personales. Esta vez se requiere ciudadanos dignos, con formación técnica y ética, con capacidad de negociar y conversar; expertos en humanidades, civismo, agro, filosofía, ecología y artes; con curiosidad, coraje y apertura a los saberes ancestrales y a entender el bien de la comunidad, de niños, jóvenes, mujeres, ancianos; y el cruel impacto de la llegada de migrantes.

En este sentido, las universidades requieren cambios radicales y profundos, un sistema de valores distante de la sacrosanta globalización, corrupción, narcotráfico y fuera de la concentración torpe de riquezas. El correísmo usó el concepto demencial de ‘matriz productiva’, cuyo cinismo denominó ‘sostenible’, para el enriquecimiento efecto del saqueo, sobornos y sobreprecios. De ahí la necesidad de una élite intelectual distinta; gente formada en ética, imaginación social, pensamiento crítico, con una exquisita lectura de los clásicos universales antes de involucrarse en la pretendida minga social y económica.

Cada política pública y comercial debería estar sujeta a generar empresas libres de impuestos e integrar los desempleados a la fuerza laboral dentro de la formalidad, con una remuneración adecuada por horas, en esquemas mixtos público-privados regulados y con cláusulas de protección a conveniencia de los ecuatorianos. Estas empresas serían competitivas frente a las importaciones de países con mejor tecnología y mano de obra barata. El costo de la pandemia, los subsidios a los más pobres y la escasez de recursos en las arcas fiscales se resuelven generando empresas y desvaneciendo la corrupción heredada. Cabe un bastón de mando a los buenos para identificar corruptos, cobrar lo robado, transparentar la contratación de obras, incentivar veedurías ciudadanas y depurar la actuación judicial. El filósofo Demócrates creía que todo está perdido cuando ‘los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa’.

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