Atmósfera de opresión

En Nicaragua se ha suspendido a más de 700 organizaciones sociales, lo que ha determinado que la ONU señale a estos hechos como “claros patrones de represión del espacio cívico”.

La comunidad internacional ha venido observando estos atropellos a los derechos y libertades en ese país sojuzgado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, su compañera sentimental y de cerril activismo político y desafueros, que funge de vicepresidenta, luego de unos comicios fraudulentos, en los que se marginó, encarceló o persiguió a los candidatos opositores, entre ellos a Cristiana Chamorro, con maestrías en Historia, Filosofía y Literatura, reconocida lideresa del Partido Ciudadanos por la Libertad, además directiva del Diario La Prensa que fundó su familia ilustre.

La mencionada pareja de absolutistas, que cínicamente quiere aparecer como demócrata, sin advertir que los monos vistiéndose de seda monos quedan, como dice la sabiduría popular ecuatoriana, al seguir el libreto de los sátrapas de similar y retardataria ideología política se vale de todos los medios para eternizarse en el poder, por ello perpetra incalificables acciones en desmedro de quienes señalan opositores. ¿No sé qué clase de oposición podían hacerles las admirables, sacrificadas monjas, misioneras que siguen la ruta de la Madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz por su apostolado en bien de los pobres, huérfanos, enfermos y moribundos, que fueron torpemente expulsadas de los territorios convertidos en feudo de los Ortega Murillo?

Recordemos que, en el 2018, se reprimió salvajemente las manifestaciones que pedían la salida del gobierno de esta pareja nefasta: de acuerdo a datos de organizaciones de Derechos Humanos, hubo 328 muertos, centenares de presos políticos y más de cien mil exiliados.

Sin ayuda internacional, ¿podrá salir Nicaragua de esta atmósfera de opresión?