Asunto minero

La explotación de la minería metálica requiere un análisis especial pues no se trata de justificarla con el aumento de ingresos al Estado a través de tributos sin auditorías permanentes sino de marcar el territorio por su impacto ambiental y los niveles de contaminación al agua, aíre y al suelo. Más allá de la crisis de gobernabilidad de la Alcaldía de Quito y la obsesión dramática de Jorge Yunda, es fundamental poner atención a la defensa del Chocó Andino, unas 287 mil hectáreas de páramos, bosques y ríos, zona declarada de Reservas de Biósfera para la Unesco.

Las parroquias ubicadas en el noroccidente de Pichincha que podrían constar en los mapas de explotación minera son: Nono, Calacalí, Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto. No obstante, la Corte Constitucional negó el pasado 30 de junio la opción de consulta popular para detener la minería en la Mancomunidad del Chocó Andino. Además, está en riesgo el subsistema de áreas protegidas del Municipio de Quito.

El gobierno de Guillermo Lasso firmó el Decreto 151 sobre un Plan de Acción para el sector minero y fijó un plazo de 100 días para que el Ministerio de Energía difunda las condiciones de la minería legal. Recordemos que falta una auditoría ambiental actual a la mina a cielo abierto del proyecto Mirador en Zamora Chinchipe, un yacimiento de cobre, con partículas de plata, oro y molibdeno, a cargo del grupo chino CRCC- Tonguan. Mientras, la australiana SolGold posee la concesión del proyecto Cascabel, al norte de Quito. Esto pese a que aún no existe una consulta a las comunidades del lugar.

De ahí la importancia del pronunciamiento de los sectores indígenas y de ambientalistas que defienden las fuentes de agua y rechazan la contaminación de los ecosistemas. Tal vez es momento de evaluar las condiciones ambientales y exponer los efectos de la refinación del cobre y la separación con otros metales antes de pasar a la explotación a gran escala. Milan Kundera decía que la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido. No podemos olvidar que tras cada mina hay pueblos afectados que no fueron consultados.

[email protected]
@kleber.mantilla