Eduardo F. Naranjo C.
El valor de las creaciones culturales radica en la íntima, libre e inspirada percepción de sus creadores, sea escrita, pictórica, arquitectónica, técnica, etc., expresada de forma bella y estética. Su aporte a la historia de la civilización está en fijar mensajes motivadores que inciten la imaginación del observador y mantengan la memoria a través del tiempo.
En los difíciles momentos que atraviesa la humanidad en el siglo XXI, el hecho cultural es el sostén permanente de la crítica como de la esperanza, por ello cabe reconocimiento a quienes se esfuerzan por mantener estos valores y promoverlos.
En la capital desaparecieron numerosas galerías de arte donde se podía admirar y adquirir creaciones de artistas nacionales como extranjeros; sin embargo, fue estimulante conocer el esfuerzo de la escultora y pintora Sara Palacios, quien en la calle Manuela Sáenz, de Nayón bajo, mantiene con entusiasmo su galería, lugar acogedor donde se presentan muestras continuas de artistas nacionales y extranjeros, además con Fernando Andrade tienen una programación de conferencias, sobre tópicos culturales que ofrecen especialistas, igualmente realizan sesiones de cine de calidad.
Las expresiones culturales requieren todo el apoyo del Ministerio del ramo, puesto que son actividades que actúan como bálsamo espiritual donde los desafíos motivacionales introducen nuevos conceptos, provocando a veces conflicto y otras veces paz, aportan al espíritu de jóvenes y mayores en tiempos difíciles, es probable que no sea cuestión de leyes sino de convicciones aportar recursos para difundir cultura. Es también el caso de otro gran maestro Nelson Román, que vive en permanente lucha intelectual para difundir el mensaje estético a cualquier costo, así llevó su taller y exposición al centro histórico de Quito en una vieja casa colonial ahora restaurada.