Arqueología y abandono

Eduardo F. Naranjo C.

Una visión integradora del país debe buscar raíces y encontrar vestigios del pasado para completar la narración histórica como parte del ancestro nacional. Esto valida el papel de la arqueología, lamentablemente, salvo excepcionales periodos, no hemos puesto el necesario interés en la búsqueda y registro de las huellas que permanecen a través del tiempo.

El esfuerzo de los arqueólogos tiene muy poco apoyo del Estado. Lo más notable y bastante conservado se observa en el Austro. Ingapirca y Cuenca muestran afán de conjugar todos los periodos anteriores.

Un lugar poco conocido y explorado son los vestigios de ‘Malqui Machay’ en la provincia de Cotopaxi, en las estribaciones de la cordillera, lugar en el que se aprecia un tramo del ‘kapak ñan’, que sube por la cresta de la loma. Este sitio según la historiadora y especialista en etnohistoria andina, Tamara Estupiñán Viteri, probablemente guardó la momia del último inca, Atahualpa.

En el lugar, que es propiedad particular, se observan vestigios de muros y explanadas construidos con andesita que se imponen en medio del paisaje subtropical al oeste en medio del verdor de la montaña.

Este sitio debe recibir un aporte del Gobierno nacional y del provincial para convertirlo en memoria histórica y motivación turística para nacionales y extranjeros. Lamentablemente, el poco interés y el nulo aporte gubernamental, como el de los entes provinciales no han permitido aprovechar este basamento arqueológico que como muchos otros en el país no se lo explora y desarrolla.

El conjunto de silenciosos testimonios de piedra está a 7 kilómetros de La Maná, en la vertiente occidental de los Andes. Sería fundamental que los ministerios de Cultura y de Turismo hicieran un esfuerzo por obtener fondos internacionales y nacionales para recuperar el enorme patrimonio arqueológico que tiene Ecuador.