En enero de 2020, el periodista español Juan Villorio, presidente del jurado, anunciaba que el manuscrito del mexicano Guillermo Arriaga había sido el escogido como ganador del premio Alfaguara de novela.
El libro, que se publicó en marzo en Europa y América Latina, rápidamente se ubicó entre los más vendidos. Cuenta la historia de amor entre una mujer de estrato socioeconómico alto y un reo (juzgado por homicidio) de la cárcel de Ixtapalapa, en Ciudad de México. Pero, más allá del romance, al estilo Romeo y Julieta, el autor hace una introspección de cómo viven los reclusos en las cárceles, de cómo se maneja el poder detrás del poder, de los tejes y manejes de una sociedad corrupta y violenta. Salvar el fuego es una radiografía sobre los carteles de narcotráfico y su absoluto control que va, desde la clase política hasta la delincuencia común del país.
En los últimos capítulos del libro se realizan amotinamientos en varias cárceles de México. Episodios orquestados por los de Arriba para que, los de Abajo se entreguen como carne de cañón a sus disposiciones. Las descripciones escabrosas ponen los nervios de punta al lector. Imágenes crueles y sangrientas, propias de la ficción…
O eso creíamos. Porque a un año de que Salvar el fuego ganara el Premio Alfaguara y fuera criticado y alabado por su crudeza, deja en evidencia que la realidad supera a la ficción. Las imágenes sobre los amotinamientos en las cárceles en Ecuador, que circularon a través de aplicaciones de mensajería y redes sociales, son macabras, inconcebibles para mentes inocentes, buenas o ingenuas. Lo que sucede en las cárceles va más allá de lo que Arriaga nos pueda relatar en su novela. Quizá llega un nivel de terror propio del estilo de Stephen King.
¿Quién podrá apagar este incendio? Evidentemente el Gobierno no ha podido. Ha conseguido apagar fuegos, pero la llama está encendida y es una bomba de tiempo esperando el mejor momento para explotar.
LORENA BALLESTEROS
Licenciada en Periodismo por el Tecnológico de Monterrey. Actualmente colabora de manera independiente con medios informativos. Trabaja de manera autónoma en proyectos de comunicación y relaciones públicas. Lee y luego reseña libros en su blog personal.
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